En busca de un faro {KyuMin} [TRADUCCIÓN]

Parte II: Presente - Capítulo 31

Los bares gay no siempre explotaban con música a todo volumen y personas extasiadas que se retorcían unas contra otras.

Al igual que los bares normales, había algunos lugares donde uno podía disfrutar de un par de cervezas o algo más fuerte solo y en paz. La única diferencia con los bares normales era que una persona como Sungmin podía ser él mismo ahí.

En esos días, Sungmin prefería ese tipo de bares para una escapada de la vida cotidiana. Y prefería algo más fuerte que la cerveza para borrar todo de su mente al menos por un momento.

Haber ido al bar esa noche parecía una buena opción.

Estaba sonando su canción favorita; 7 years of love.

La melancolía, la melodía tierna, suave, lenta y la letra desgarradora. Acarició sus heridas más profundas y lo consoló en un susurro.

Sabía la voz de quién encajaba bien en la canción; la voz que más extrañaba. Solía burlarse de lo deprimente y sombría que era la canción, pero ahora no podía evitar amarla.

Sosteniendo un vaso de whisky en la mano, Sungmin estaba en un taburete cerca de la barra en lugar de estar en un sofá con mesa.

El bartender no estaba cerca y no había nadie más en los taburetes, por lo que pensó que podría estar libre de personas que lo molestaran.

Pero tal vez, haber ido al bar esta noche no era tan buena idea después de todo.

Con un aspecto como el suyo, no era fácil para Sungmin estar tranquilo, incluso en un bar como ese. Pronto un hombre bien formado de unos veinte años se le acercó, curioso por la atmósfera oscura y fría de Sungmin y en parte interesado su aspecto sexy.

Dado su historial, del que no estaba nada orgulloso, antes de su relación con Kyuhyun. Sungmin era bastante conocido entre la comunidad gay de Seúl como alguien que disfrutaba las fiestas y los excesos.

Era una posibilidad que el hombre supiera quien era.

Sungmin parecía indefenso y vulnerable, pero estaba rodeado de un aura intocable. Como si hubiera una debilidad dolorosa escondida dentro de él que no estaba dispuesto a mostrar a otros.

Era como un desafío para los demás el tratar de romper esa resistencia. Ese hombre no era una excepción.

—Hola, bonito—. Sungmin lo ignoró y bebió su whisky como si no hubiera escuchado nada.

El hombre parecía estar preparado para no recibir respuesta en el primer intento, entonces se acercó.

—¿Estás solo esta noche?— De nuevo, Sungmin iba a ignorar al hombre, pero sintió una mano trepando por su espalda hasta su hombro.

Soltando una pequeña carcajada de desconcierto, Sungmin agarró la mano lasciva y se la quitó de encima.

—Eres un mal educado. Ve a aprender algunos modales o mejor aún búscate a alguien más a quien molestar—, murmuró mientras volvía a su bebida.

—Mierda, tu voz es preciosa—. El hombre no se rindió. —¿Qué tal si gritas mi nombre en mi cama con esa voz tuya?

Con el ceño fruncido, Sungmin dejó su vaso sobre la barra con un ligero golpe de molestia.

—Si estás borracho, ve a casa y acuéstate—. Apretó los dientes.

—Oh, así me gusta, rudos—. El hombre se rio.

El tipo pasó su brazo alrededor de la cintura de Sungmin una vez más, frotando los costados y respirando sobre la nuca de este.

Sungmin se sacudió y se levantó.