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¡CARAJO!

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¡CARAJO!

Por la mañana lo primero que hice fue revisar mi móvil en busca de mensajes. El grupo de WhatsApp del colegio estaba lleno de pavadas que habían mandado durante la noche.

Tenía algunos mensajes más de otros compañeros , con los que apenas hablaba pero que de pronto se interesaron en mi desde que mi hermano está enfermo, pero ninguno de Romeo y eso me decepcionó bastante. De hecho, seguimos así por varios días.

Ni un hola.

Y como si mi conciencia pareciera jugarme en contra, cada cosa estúpida que veía quería compartirla con él.

Nos besamos sí, pero eso no significaba nada, no si luego hacía como si no existiera.

¿Por qué Romeo no me había hablado desde entonces? Esa pregunta estuvo dando vueltas en mi cabeza toda la semana. Hasta pensé en pasarme por D'Angelos pero no quería parecer un acosador.

Estábamos en clase de gimnasia cuando me dejé caer rendido sobre un montón de colchonetas mientras seguían jugando el partido dentro del patio techado. Afuera había empezado a nevar. Rebusque entre las cosas de Eric por su botella de agua y luego de darle un trago revisé de nuevo mis mensajes.

Ninguno de Romeo.

Abrí su chat.

Romeo estaba en línea. Diablos, ni siquiera podía inventarme algo como que había perdido el móvil o lo que sea.

Hola...

escribí y borré el mensaje antes de bloquear y guardar de nuevo el móvil.

Suspiré.

—¿Con quién hablabas? —Alcé la vista y me sorprendí al ver a Eric frente a mí.

Me puse rojo, como si sus pudiera adivinar lo que estaba haciendo.

—Edd.—Mentí.

Eric entrecerró los ojos felinos como si quisiera averiguar que le ocultaba, creí que empezaría a interrogarme pero se limitó a pedirme que le mandara saludos de su parte.

Lo que era raro, yo no era de los que pasaba saludos ambos los sabíamos pero me limité a decirle que Edd también se los enviaba.

Era una mentira, no vería a Edd hasta la tarde, ese día le tocaba control en la clínica, pero últimamente era todo un caso con eso de mentir.

Se me hacía hasta casi compulsivo.

Era como una rueda de mentiras, una bola de nieve que crecía y crecía, una cosa llevaba a la otra y así.

Estábamos en las duchas cuando mis compañeros empezaron a silbar y hacer bromas. Nunca iba a entender eso de tener que ducharse juntos como ganado. Odiaba los baños del gimnasio.

Una parte de mi (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora