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Nota: Hola, este es un capitulo que me había salteado, así que aquí esta.  Por eso luego verán de nuevo el de "Atacado por ladillas" ya he arreglado el orden, disculpen aquellos que leyeron con este inconveniente. Gracias por leer esta historia!!!!

Bueno, lo cierto es que Mónica no nos mató, solo pasó su mano por nuestras cabezas rapadas y vi como se contenía de llorar

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Bueno, lo cierto es que Mónica no nos mató, solo pasó su mano por nuestras cabezas rapadas y vi como se contenía de llorar. Luego nos sonrió y nos dijo que hacía  tiempo no nos veía tan parecidos.

Edd estaba en nuestro cuarto chateando con Amanda por Facebook, mostrándole su nuevo look, así que yo aproveché para ir a dar un paseo a D'Angelos, y no, no tenía nada que ver con el hecho de que quisiera ver al chico italiano. 

Porque no quería verlo, solo quería tomar algo con mis amigos. 

Asi que ahí estaba media hora después, le envié un mensaje a Eric para que quedemos. Me dijo que iría luego, que le diera unos minutos para terminar un encargo de vaya uno a saber qué, así que ahí estaba, solo, en una de las mesitas rosadas.

Y de pronto me sentía el tipo más patético del mundo.

Estaba a punto de levantarme y largarme cuando la figura de Romeo con su mandil blanco apareció frente a mi y ya era demasiado tarde para huir.

Diablos.

—Hola.

—Hola.—Respondí.

Mis ojos fueron a fijarse en el lunar de su labio superior y de ahí a sus ojos, pero me tardé lo suficiente para que Romeo sonriera.

Engreído.

—¿Nuevo estilo? —Preguntó con calma.

Cierto. Mi cabello. Me encogí de hombros restándole importancia. —Me gusta.

—¿Y eso me importa porque...? —Auhs hasta yo me sorprendí del tono amargo en mis palabras. Pero, vamos ¿De verdad pensaba hacer como si nada había pasado?

—¿Mal día, eh?

—¿Por qué no te limitas a dejarme la carta y largarte?—Le gruñí más rudo de lo que pretendía. Lo siento. Esto definitivamente había sido mala idea. —Estoy esperando a alguien. —Aclaré con más suavidad, o lo intenté, pero resulta que estaba más molesto con él de lo que creía.

Romeo hizo una mueca de disgusto, pero me obedeció.

Rayos. 

Eso fue incómodo. 

Pero nada en comparación al momento en el que Eric hizo acto de aparición preguntando a voz en cuello "Donde estaba el amor de su vida"

Quise esconderme en mi sitio cuando lo vi sonreír al localizarme en una de las mesitas del fondo. Todas las miradas estaban puestas en el chico Hippie que se sentó a mi lado y me plantó un beso en la boca antes de que lo apartara a tiempo.—¿Y esa cabeza? —Preguntó frotándome como si fuera una bola de boliche—¿Volverán mis cabellos dorados?

Una parte de mi (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora