12.

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La semana que Milo estuvo trabajando se le hizo la más larga de su vida, quería conocer ese país completo cada rincón de él, en especial cada lago, cada uno de ellos para saber que le ocultaba Italia, que era ese recuerdo efímero esa sensación de que algo importante paso ahí.

Con ese viaje pudo acercarse más a Dohko, volver a tener esa amistad que tenían de niños, donde estuviera uno estaría el otro, le gustaba volver a vivir eso, pensar que no se separaría de él de nuevo. Cada lago que visito le dejaba un mal sabor de boca, ninguno de ellos le daba la respuesta que tanto buscaba y ya casi se acababa el mes de sus pequeñas vacaciones. Suspiro mirando por  la ventana del auto, hoy irían al ultimo lago, el más grande de todos. Sus ojos se cerraron sin que se diera cuenta.

Dohko lo vio caer dormido y solo pudo sonreir, se habian quedado despiertos hasta bien entrada la noche, era normal que el sueño le ganara. Trató de acomodarlo un poco para que no le doliera el cuello.

Por su parte Milo los veía por el retrovisor, dándose cuenta de que ambos sentían algo más allá del amor fraternal por el otro. Su hijo estaba creciendo demasiado rápido y sentía que en cualquier momento los dejaria.

- Mira.- le susurro a Camus.

Este vio como Shion recargaba su cabeza en el hombro de Dohko para seguir durmiendo, ese escena le recordó un poco a las noches que se quedaba viendo peliculas con Milo, y el sueño le ganaba a él.

- Me recuerda a ti.

- Callate Milo.- se sonrojo un poquito.

Cuando al fin llegaron a su destino, le costo un mundo entero despertar a su primo, sabia que Shion tenia el sueño pesado pero no pensó que tanto.

- ¿Ya llegamos?- bostezo.

- Si, y estuve a punto de tirarte agua.

Ambos bajaron del auto mientras que Milo y Camus terminaban de bajar lo necesario para pasar el día en ese lugar. El lago Maggiore, uno de los más grandes de Italia, rodeado de cerros y vegetación. Ese lugar le daba una nostalgia mezcla con felicidad demasiado extraña. Vio a Dohko subir un pequeño cerro, decidió seguirlo admirando la vista que le daba ese lugar. Sentia que ya había estado ahí, hace mucho tiempo porque estaba seguro que unas construcciones que se veían a lo lejos antes no estaban. Al llegar a la sima vio a su primo mirando un sauce, algo se movió en su interior, ese árbol lo conocía. Negó, no habia estado nunca en ese lugar, era imposible que conociera sus alrededores.

- Es hermoso.

Un suave viento movía sus cabellos con fuerza, y de nuevo ese sentir de que algo importante había pasado ahí llego a él. Por su parte Dohko veía bailar los largos cabellos de Shion con el viento, encontrando esa imagen la más hermosa de todas, por un segundo juro verle alas oscuras y los cabellos mucho más largos. Una luz en la base del sauce llamo su atención, entre el tronco y el pasto se encontraba un collar con una cadena de un negro profundo, junto con una gema del mismo tono que los ojos de su primo, la luz le dio en un angulo perfecto y pudo leer en él.

"Shion"

Milo por su parte los veia a lo lejos, sabia que era lo que pronto pasaria, a él mismo le toco vivirlo cuando llevo a Camus por primera vez a ese templo en donde sus recuerdos volvieron, donde volvio a recuperar a su adorado Ángel de la Muerte. Sintió las manos de Camus en sus hombros, acariciandolos con cariño.

- Shijima me dijo una vez que ellos habían unido sus vidas en Italia... ¿Sabes lo que eso significa?

- Oh, ¿Tan pronto?- sonrio con una pizca de tristeza, se abrazo a su esposo con fuerza.

- Lo importante aquí es, que pase lo que pase seguiran siendo nuestro hijo y sobrino.

- Ven, vamos terminar la comida, luego sabremos que paso.

El Recuerdo de un Demonio. [3.Temp.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora