♡58 años

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Está contemplando a su esposo que se quedó dormido sentado en la silla, con su cabeza apoyada en su cama de hospital.

Acaricia su cabello mientras suspira.

Erick es lo más bonito que le ha pasado.

Le pone triste que su pequeño y frágil esposo tenga que dormir y comer poco por cuidarlo ahora que se ha puesto mal.

Se mantiene en silencio aún mirándolo porque no quiere despertarlo, cada segundo de descanso cuenta.

Erick no se merece tanta preocupación.

Un nudo presiona su garganta fuertemente. Y es que quiere llorar, tiene mucho miedo.

Ha pasado tres días en el hospital pero días atrás empezó a sentirse mal.

Se desmayaba constantemente y su nariz sangraba también, además del gran dolor de cabeza que sufría.

El doctor le dijo que podría haber una pequeña posibilidad de ser leucemia.

Y esa pequeña posibilidad no lo dejaba dormir.

Pero se negó a decírselo a Erick y esperó pacientemente los resultados de sus estudios, hasta que una mañana se despertó más débil de lo habitual y apenas se levantó se desvaneció, cayendo duramente al suelo.

Estuvo inconsciente bastantes horas, cuando despertó ya estaba en el hospital.

Ver a Erick llorando estrujó su corazón. Su esposo no se merecía sufrir por él.

Y aún peor si es que definitivamente tenia leucemia, no podría condenar a Erick a pasar sus últimos días cuidándolo.

Pero lo que más le dolía era tener que morir y dejarlo solo, ese era su mayor miedo.

Ahora ni siquiera estaba Hugo para cuidar de él.

Joel se rehusaba a imaginarse a Erick solo.

Se planteó la posibilidad de ocultarle las sospechas que tenia el doctor, sin embargo fue imposible porque Erick ya estaba enterado de todo.

Lloró mucho cuando le reclamó la razón por la que no se lo había dicho antes.

El ojiverde no estaba enojado sino muy triste.

Habían llorado mucho juntos, prácticamente todo el día.

El siguiente día los resultados de sus estudios estarían listos y su corazón no paraba de oprimirse en su pecho.

Desde niño se había prometido cuidar a Erick y hacerlo feliz hasta el último día de la vida de su esposo. Y se negaba a morir sabiendo que el ojiverde sufriría por su causa y conociéndolo sabia perfectamente que no volvería a sonreír.

Erick se removió un poco, despertando.

Fue inevitable que Joel no sonriera. A pesar de los años y de la edad que tenían ambos, a Joel, Erick aún le parecería la cosa más tierna que podría existir.

—Mi amor —pronunció a penas notó que estaba despierto —¿hace cuanto despertaste?

—Hace poco...

—¿Necesitas algo? ¿tienes hambre? —preguntó tratando de levantarse.

Joel negó y sujeto su mano, deteniéndolo.

—Solo te necesito a ti a mi lado.

Los ojitos de Erick se cristalizaron y casi se lanzó encima del rizado. Lo abrazó muy fuerte y lloró en silencio.

Ninguno dijo nada más, dentro de ellos sabían que el otro estaba sufriendo también.

Y con lágrimas en los ojos le suplicaron mentalmente a quien sea que estuviera haya arriba que los dejara vivir un tiempo más juntos.

"Por favor... no puedo dejarlo solo. Él me necesita porque aunque ya es mayor sigue acurrucandose a mi lado. Siempre tengo miedo de que se enferme porque es friolento y no puede calentarse por si solo. No sabe manejar un auto y que use taxis o camine solo es muy peligroso. No se puede lavar la espalda porque sus brazos son cortos y por las noches no duerme a menos que le cuente una historia. Pero las mañanas son sus favoritas, ¿a quien va a despertar saltando en la cama? Quizás Erick pueda vivir sin mí, pero no quiero dejarlo con solo la mitad de su corazón. Por favor, dejame cumplir mi promesa." —ruega Joel.

"Dios... sé que no te oro constantemente pero sabes lo mucho que te he agradecido siempre que hayas puesto a Joel en mi vida... por favor no me lo quites aún, yo sé que mi vida puede continuar sin él, que aunque no lo vea él estará cuidándome desde el cielo, pero no quiero vivir sin él. Tú conoces el amor verdadero y sabes como me siento. Por favor no me quites la mitad de mi corazón." —ruega a la misma vez Erick.

Se mantuvieron así muchos minutos hasta que el doctor entró a la habitación con unos papeles en las manos.

Los minutos siguientes sus corazones latieron desesperados y el llanto se incrementó.

Cuando el doctor les dio espacio y salió de la habitación.

Erick empujó un poco a Joel para hacerse espacio en la delgada cama, volvió a rodear su abdomen con sus brazos y apoyó su cabeza en el pecho de su esposo.

—Te amo —repitió mil veces, como si nunca lo habría dicho.

No podía imaginarse una vida sin Joel.

Y aunque podría llamarse a eso "condependencia", él realmente sabia que era el más puro amor y no estaba equivocado.

Sonrió finalmente después de tantos días y sabia que Joel también lo hacia.

El doctor les había dicho que los resultados sorprendentemente salieron negativos.

Sorprendente porque Joel tenia todos los síntomas necesarios para sufrir leucemia. Y realmente parecía un milagro que su sangre estuviera limpia. Así que catalogaron su malestar como estrés.

Tal vez alguien si los escuchó allá arriba.

Años de Amor ♡Joerick♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora