♡64 años

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—¿Quieren algo más? —pregunta el moreno amablemente.

—No, gracias —responde Erick.

—¿Podrías traer una gran rebanada de pastel de chocolate? —pide el rizado.

—No deberías comer tantos carbohidratos —lo regaña Erick —sabes que tu corazón es débil.

—El pastel es para ambos —se defiende Joel —sé que te da vergüenza pedirlo porque piensas que estas gordo pero no es así, sigues estando tan delgado como cuando tenias 17 años.

Erick se sonroja y no dice nada más.

—Ustedes rebalsan más dulzura que todos mis wafles cubiertos con miel —dice Richard al volver con el pastel en la mano.

—¿Quieres sentarte? Ya trabajaste mucho y es tarde —sugiere el ojiverde.

—Si —suspira sentándose al lado de la pequeña cunita donde está durmiendo su bebé —Me gusta que esté tranquila.

—Sabe que su papá la ama ¿por qué no lo estaría? —murmura Joel.

—Es que... —su voz se rompe y aguanta sus lágrimas —fueron tantas cosas...

—Pero nada es tu culpa —aclara Erick palmeando su espalda —deberías estar orgulloso por haber logrado todo lo que tienes ahora.

—Esto es gracias a ustedes. Me ayudaron cuando no tenia ni un centavo, me dieron techo, comida, cuidaron a mi hija para que yo pudiera trabajar.

—Cuidar de Aliyah es una recompensa porque Erick y yo siempre quisimos tener hijos.

—Es cierto —afirma el ojiverde —además, tú mismo abriste esta linda cafetería, cuidas de tu hija y rentaste un departamento.

—No hay manera de que me convenzan de que no son mis ángeles.

Joel ríe mirando a Erick —Tienes razón, no hay modo de que la belleza de mi esposito sea humana.

—Joey... —dice Erick volviendo a sonrojarse —eres tan tonto, pero te amo.

Ambos unen sus labios en un corto beso superficial.

Richard carraspea —En serio envidio su amor pero deberían esperar a estar solos porque mi hija también está aquí.

—Eres un amargado —susurra Joel rodando los ojos —Deberías empezar a salir con alguien.

—Yo no creo en el amor —dice el moreno cruzándose de brazos.

—Retractate antes de que Erick se de cuenta —murmura Joel.

—No voy a golpearte —habla Erick calmado —porque sé que aún te duele lo que te hicieron. Pero no debes enfocarte solo en una persona con la que claramente te equivocaste, y quizás te equivoques con otra más pero eso no quiere decir que el amor no exista. Son los humanos los que no saben amar. Richard —habla más serio y sujeta la mano de su esposo —Joel y yo somos la prueba de que todos tienen su persona en alguna parte del mundo, alguien que va a amarlos con la misma fuerza incondicionalmente.

—Lo siento —suelta el moreno en un sollozo —me duele porque creí que me amaba también.

—Ya no importa. Ella se fue y no merece que llores por ella, no fue una buena mujer ni mucho menos una buena madre —añade Joel.

—¿En serio creen que haya alguien para mí haya afuera... en alguna parte del mundo?

Erick asiente mirándolo con ternura.

—¿Y querrá a mi hija?

—Si te ama de verdad, también la amara.

El silencio se apodera del ambiente por unos segundos hasta que Richard se anima a pedir algo.

—¿Podrían contarme su historia, otra vez?

Joel ríe —Pensé que no creías en el amor.

Erick le da un codazo en el pecho a su esposo haciendo que se queje por el dolor.

—¡Er! —reclama en un puchero —mi corazón es débil, lo sabes.

Erick cambia su expresión rápido porque lo había olvidado y se pega más al cuerpo del rizado para abrazarlo y besar su cabeza —Lo siento, pero te lo merecias.

Richard ríe por lo tierno que se ven juntos. Siempre están peleando o mimandose. Si alguien más se lo hubiera contado y no lo viera con sus propios ojos, no creería que una amor como el suyo existiera.

—Entonces... ¿van a volver a contarme su historia? —sugiere.

—Ya te la contamos como diez veces.

—Quiero memorizarla para contársela a mi hija antes de dormir.

—Eso es muy tierno —dice Erick apretujando a Joel en su pecho —Entonces voy a contartela —dice para empezar —Tenia 7 años y Joel se acercó a mí en el recreo, había pasado días espiandome, era una especie de niño acosador.

—Mentira —suelta Joel pero Erick aprieta más su agarre cerca a su cuello haciendo que se calle.

—Estabas obsesionado conmigo, no lo niegues.

Joel logra zafarse de su agarre para seguir hablando —Eres tú el que estaba enamoradisimo de mí. No parabas de besarme todos los días, hasta llorabas cuando no lo hacia.

—¿Quien fue quien me secuestro aquel día?

—¿Secuestrar? ¡Era un niño igual que tú! ¿como iba a secuestrate? Tú me suplicaste que te llevara.

—¡No es así! Lo tenias planeado.

—Pero fuiste tú el que... ¡auch! —grita interrumpiéndose por la patada que el ojiverde le dio por debajo de la mesa.

—¿De qué día hablan? —pregunta Richard ya curioso.

—No te importa —suelta Joel.

—Es nuestro secreto —añade Erick

Y Richard sonríe al ver que minutos después ya están besándose otra vez, como todas las noches en todo el tiempo que los conoce.

Porque Joel y Erick son así siempre.

Años de Amor ♡Joerick♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora