Capítulo 3: Yo no existo

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Lo último que recuerdo es eso

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Lo último que recuerdo es eso. Yo aplastando un pequeño botón del aparato que habíamos armado. No pude evitar hiperventilar en medio del pasillo de lo que parecía ser mi casa. Tenía que encontrar a Amy y preguntarle qué había ocurrido.

—Oye, ¿quién eres? ¿Acaso vienes a robar? Llamaré a la policía. —Una chica con ojos negros y cabello negro largo me miraba fijamente sin mostrar una seña de confianza. Era evidente que era mucho mayor que yo—. Espera, ¿vas al colegio Hawking?

—¿Cómo lo sabes? —dije. Me calmé un poco.

—Llevas puesto el uniforme, ¿estás bien? —Miré la ropa que llevaba puesta y efectivamente llevaba mi uniforme incluido el sticker de la carita feliz que Alex había puesto en mi blusa minutos antes de que iniciara mi presentación.

—Eh, sí. Voy a ese colegio. Disculpa ¿cómo me dijiste que te llamabas? —dije.

Me dolía un poco la cabeza.

-—No te le dije y tampoco te lo diré. Es mejor que te vayas o llamaré a la policía —dijo mientras tomaba mi brazo y me dirigía a las escaleras.

—No, espera, ¿conoces a Amy?

—¿Amy? —contestó mientras aún sostenía mi brazo y bajábamos las escaleras.

—Sí. Amy Brooks.

—La única Amy Brooks que conozco se mudó unos meses atrás para estudiar Ingeniería Robótica en la capital.

—No. Faltan 4 meses para que nos graduemos. Es imposible -emití una risa nerviosa—. Sé que parecerá extraño lo que te voy a preguntar, pero... ¿qué año es?

—Eh, 2020. Hoy es Jueves 16 del mes de Septiembre —La chica me miró confundida —. Repito, ¿estás bien? Escucha, mi nombre es Kendall. Si quieres te presto mi celular para que llames a tus padres. Los míos no llegan hasta el Domingo.

—Sí. Tal vez solo tomé demasiado anoche. Y mis amigos me gastaron una broma —mentí.

No entendía lo que estaba pasando. ¿Acaso había viajado al futuro? Igual no podía decírselo, no me creería y además ¿qué hacía ella en mi casa?

—¡¿Esos son tus padres?! —dije alarmada. Pues mientras bajaba las escaleras vi una foto colocada en la pared. Ella estaba Kendall junto a dos personas que lucían exactamente como mis padres.

—Sí... —Podía notar en el rostro de Kendall que cada vez entendía menos mi situación y su desconfianza crecía. 

—Te diré algo y tal vez no me creas o quieras llamar a un psiquiátrico. Pero, por favor, créeme cuando te digo que no te miento —dije y ahora era yo quien la sujetaba pero de ambos brazos. La miré y pareció más alta porque me encontraba dos escalones más abajo que ella.

—Bueno... —Kendall tragó saliva. 

—Mi nombre es Helena Miller y esos son mis padres —señalé el cuadro con la foto— No creo que seas mi hermana. Es decir, sí lo eres, pero no en este mundo ni en el mundo del que vengo. Creo saber cómo volver pero necesito tu ayuda. —Paré de hablar por un segundo porque recordé que no había visto a Big mamma cuando me levanté en la habitación —. ¿No has visto una cosa esférica de color dorado?

—¿Dijiste Helena? —Kendall decidió ignorar mi pregunta.

—Sí, ¿por qué?

—Ven conmigo. —De repente sentí cómo la desconfianza de Kendall desparecía. Me llevó a la habitación de mis padres, abrió el armario de mi madre y me entregó una caja de zapatos.

La caja contenía fotos de una ecografía, una manta pequeña color rosa que tenía tejido mi nombre, un chupón, un biberón y un girasol marchito.

—Aun no estoy convencida de que lo que me estás diciendo sea verdad. Sin embargo, recordé estas cosas que guarda mi madre de su bebé que murió al nacer. Ella eligió el nombre un mes antes de que naciera y lo tejió en esta manta —dijo Kendall mientras cogía la manta que se encontraba algo sucia.

Este no es mi hogar y cuando digo hogar me refiero a planeta.

Mi mamá me habló sobre mi hermana que nació muerta. Nueve años antes que yo. En este lugar Kendall está viva, fue al colegio y armó su vida. ¿Será la único distinto? O será que lo único diferente es que aquí, en esta especie de mundo paralelo, yo... no existo.

—Necesito encontrar a Amy. —Miré a Kendall con los ojos nublados. 

No podía evitar sentirme sola y triste. En este mundo yo nunca nací. Necesitaba volver y la única que podía ayudarme era Amy. Si Big mamma no vino conmigo entonces la volvería a construir.

—Entonces parece que me acompañarás a la capital porque hacia allá iba.

Sabía que Kendall aun le inquietaba mi presencia, pero al parecer estaba intentando asimilar la situación. 

El dolor de cabeza había desaparecido.

—Pero con una condición. Cuando lleguemos irás conmigo al laboratorio donde trabajo y nos haremos una prueba de ADN, ¿te parece?

—Está bien. —Yo estaba segura de que éramos hermanas y esta sería una prueba sólida para que Kendall crea todo lo que le dije.

—Puede que cuando naciste alguna enfermera te robó o algo y les dijo a mis padres que moriste —dijo Kendall sentándose en la cama.

—¿Aún no me crees, verdad?

—No... Me estás diciendo que vienes de otro lugar que es parecido a este pero que allí yo no soy tu hermana y aquí tampoco. No te entiendo nada. ¿O es que vienes de un mundo paralelo? —Kendall soltó una risa que duró poco al ver mi rostro serio.

—De donde vengo, tú nunca naciste y aquí yo no nací. Pero debe haber un mundo en donde tu y yo vivimos y crecimos juntas.

No podía creer que los mundos paralelos existían, pero mientras más hablaba con Kendall sobre el lugar del que venía más me convencía. Al parecer el verdadero objetivo de Big mamma era permitir el viaje entre mundos, no el transporte de objetos.

Al final del día teníamos dos maletas listas, una con ropa de Kendall y la otra con ropa que ella ya no usaba y que sería mía mientras esté aquí. Nuestro viaje hacia la capital empezaría a las 10 de la mañana del día siguiente, probablemente nos tomaría como máximo 1 hora en avión para llegar allá.

Al día siguiente Kendall me explicó que había vuelto a casa para recoger ropa que no había podido llevar la última vez a su nuevo apartamento, pues se había mudado a la capital. Qué coincidencia. También me contó que se había graduado de médico hace tres años y quería conocer algo que no sea la misma ciudad en la que había vivido durante 27 años. Decidió dejarle una nota pegada en el refrigerador a sus padres, nuestros padres, para que no se preocuparan.

—Espero que Amy esté bien. La última vez que la vi fue en navidad. Mi madre realizó una fiesta e invitó a algunos amigos del vecindario. No he vuelto a hablar con ella, lo último que supe es que viajó a España por una semana con Luis, su novio, se veían muy felices en su foto de instagram —dijo Kendall antes de que despegara el avión.

¡¿Amy con Luis?!


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