Capítulo 4: Proyecto 1MM

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—¿Vives aquí? —dije observando la casa de dos pisos que reconocía perfectamente, pues allí  había encontrado los planos para crear a Big mamma—, esta es la casa de mi abuelo

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—¿Vives aquí? —dije observando la casa de dos pisos que reconocía perfectamente, pues allí  había encontrado los planos para crear a Big mamma—, esta es la casa de mi abuelo.

—¿La conociste? Yo no pude venir aquí sino hasta que él murió y me dejó su casa de herencia —Kendall caminaba hacia la puerta —. La verdad, tampoco le veía mucho.

—Qué raro. Él siempre que podía nos invitaba acá. La última vez que estuve aquí fue con Amy y mamá. Un poco después de que muriera, vinimos a recoger sus cosas y a poner su casa en venta. Verás, aquí es donde encontré la laptop que contenía los planos para poder armar el aparato que me trajo acá. Tal vez en este mundo, también los encuentre aquí, ¿has botado las cosas del garaje? 

—No. Aún están allí. Puedes ir a buscarlos —dijo Kendall mientras entrábamos a la casa.

La casa había sido remodelada o mi abuelo tenía gustos totalmente distintos aquí. Las paredes era de un tono celeste y los muebles color negro.

—Amy vive a unos 45 minutos de aquí, tengo entendido. Le pediré su dirección exacta por whatsapp mientras tanto come algo, tengo algunas frutas si quieres. —Kendall observaba dentro del refrigerador como si esperara encontrar algo más que frutas.

—No, gracias. Iré al garaje, vuelvo enseguida. —Antes de salir de la casa vi a Kendall hablar por teléfono y escuché que dijo: "Ya estamos aquí".  Me fui antes de que me viera. Lo que dijo me pareció muy extraño, sin embargo, mi mente se enfocó en encontrar los planos y olvidé lo ocurrido.

Al entrar allí noté que todo estaba exactamente como en mi mundo. Desordenado. Sucio. 

Busqué la caja de cartón pintada de color dorado donde había encontrado por primera vez los planos. Mi reloj sonó indicándome que ya era medio día y mi estómago rugió. Me arrepentí de no haber aceptado las frutas. Al sostener la caja noté que estaba totalmente vacía. No había nada. No me quedaba más remedio que ir en busca de mi mejor amiga.

 Yendo al departamento de Amy noté que en la capital la vida parece que va más rápido. Nos detuvimos en un restaurante a almorzar y mientras comía me preguntaba si mi mamá había alimentado a Ringo. Un hombre joven pasó a nuestro lado en bicicleta, pues nos habíamos sentado en las mesas que se encontraban fuera del local. Me llamó la atención ya que al pasar me observó como si me conociera.

—Me recuerdas mucho a mí cuando tenía tu edad. Te queda muy bien mi camisa blanca y ese overol short —dijo Kendall y le dio un sorbo a su té helado. Perdí de vista al hombre.

—Gracias. —Sonreí. Se me hacía raro la idea de tener una hermana —. ¿Cuánto falta para llegar donde Amy?

—Unos 20 minutos. Pero antes pasaremos por el laboratorio donde trabajo, ¿recuerdas?

El laboratorio formaba parte de un hospital grande. Kendall trabajaba en el área de patología. Pero se las arregló para que nos hicieran la prueba, al parecer era una persona muy conocida allí. Nos dijeron que en 3 días le mandarían el resultado por correo a Kendall y nos fuimos.

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