Capítulo 12: Evidencia

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Llegamos a un piso parecido al lugar donde Russell mató a Amy

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Llegamos a un piso parecido al lugar donde Russell mató a Amy. Era totalmente abierto, sin pasillos o puertas. Solo un pequeño cuarto al fondo. Se encontraba en remodelación. Las ventanas estaban cubiertas con papel periódico, todo estaba oscuro.

—¿Crees que es seguro quedarnos aquí? En cualquier momento alguien puede aparecer del ascensor y no tendríamos donde ocultarnos —dije.

—Solo cinco minutos, ¿no estás cansada? —dijo Alex respirando de manera pesada.

—No lo sé —dije. Mi corazón palpitaba a mil por hora. A parte de mi respiración agitada, la adrenalina me impedía saber cómo me sentía realmente.

—¿Cómo es que hicieron un clon de ti? —preguntó Alex mientras caminaba hacia las ventanas. Trató de quitar el papel periódico pero no pudo.

Lo miré indicándole que sería una larga historia. Le conté todo lo que me hicieron, también le hablé sobre Maia.

—Quién diría que Travis tenía su parte humana también —dijo Alex con sarcasmo—. Siento lo que te ocurrió —añadió.

Entonces el ascensor emitió un sonido indicándonos que alguien llegaría. Alex me empujó de tal manera que los dos quedamos a un lado, escondidos en la oscuridad, haciendo imposible que la persona que entrara nos viera. Nos dimos cuenta de que era uno de los hombres de traje negro. Alex cogió el arma y lo apuntó con ella.

—Quieto —dijo Alex. En seguida, el hombre saltó del susto y puso sus manos en alto.

—No soy una amenaza, quiero ayudarlos —dijo el hombre.

—¿Por qué? —Me atreví a hablar.

—Digamos que estoy harto de Travis. Sé cosas que si salen a la luz, Travis se pudrirá en la cárcel. Ni sus amigos policías podrán ayudarlo.

Alex y yo nos miramos dubitativos.

—¿Cómo supiste que estábamos aquí? —preguntó Alex.

—Estoy a cargo de las cámaras de seguridad, lo último que vi fue a ustedes entrando aquí. Luego por una extraña razón, se apagaron todas las cámaras del edificio.

—¿Cómo te llamas? —pregunté.

—Jack.

—Bien, Jack. ¿Cómo sé que no mientes? —dijo Alex aún apuntándolo con el arma.

—Revisa mi celular. Está en el bolsillo trasero de mi pantalón.

Tomé el celular, lo que causó una sonrisa burlona en Jack. Lo miré de reojo sin expresión alguna.

—¿Cuántos años tienes, Jack? —preguntó Alex.

—Los suficientes para beber alcohol. No me vendría nada mal un poco de vodka antes de que me dispares —contestó. Lucía a penas unos cuantos años mayor que yo. Cabello rubio desordenado, ojos verdes. Tenía un rostro bonito. 

Un Millón De MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora