Capítulo 11: Intento fallido

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—¿Cómo es que estás aquí? —murmuré

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—¿Cómo es que estás aquí? —murmuré.

—No volviste al hotel. Supe que debía hacer algo —susurró Alex.

Al abrirse las puertas del ascensor, Alex echó un vistazo al pasillo antes de hacerme una seña para que lo siga. Nos encontrábamos en el piso 30.

—¿Qué haremos ahora? —dije.

—Buscar el reloj, los planos y la 1MM original. Luego destruiremos las que quedan —dijo Alex mientras caminábamos a pasos lentos—. Pero antes sacaremos a Kendall de aquí.

—Ya podemos tachar algo de la lista —dije mostrando el reloj.

—¿Cómo lo conseguiste?

—Eso es lo de menos. Debes saber que no solo Kendall está aquí atrapada. Luis y mi abuelo, de este mundo, ambos están aquí también. Debemos ayudarlos, por favor —supliqué mientras colocaba el reloj en mi muñeca.

—Está bien —gruñó Alex—. ¿Tienes idea de dónde pueden estar? —añadió.

Miré las paredes, habían pinturas colgadas. Ya había estado en este pasillo. Caminé unos cuantos pasos y allí estaba, el cuadro de Maia.

—Debemos subir dos pisos más. Allí encontraremos a Luis.

Sin decir nada más, llevamos mis palabras a la acción. Al llegar a la habitación en la que se encontraba Luis, Alex sacó del bolsillo de su jean negro una tarjeta, la pasó por una ranura de la puerta metálica y esta se abrió al instante. Al otro lado estaba Luis comiendo.

—Debemos irnos. Antes de que alguien nos vea —dije tomando la mano de Luis.

—¿Qué ha pasado?, ¿estás bien? —dijo Luis aún con la boca llena de la manzana que estaba devorando.

—Todo bien —dije mostrando una sonrisa falsa—. Nos vamos de aquí.

—¿Y Amy? —preguntó Luis. Al parecer no la había superado del todo.

—No lo sé —mentí—. Vamos, hay que darnos prisa —añadí. No sabía cómo decirle que Amy había muerto.

Luis me siguió. Al volver al pasillo noté que Alex no estaba. Vi una puerta abierta y entonces dos personas salieron de allí.

—No creerás a quien he encontrado —dijo Alex emocionado pero miraba con un sentimiento de culpa a Kendall. Ella se sujetaba de él para no caer. Tenía su ropa manchada de sangre y un moretón en su ojo derecho.

—¿Qué le ha pasado? —pregunté mirando a Alex.

—Russell —dijo Kendall con voz entrecortada—. Se dio cuenta de que quise ayudarte —añadió.

Apreté ambas manos formando un puño. Estaba harta de Russell.

—Ya está, ya pasó. Te sacaré de aquí —dijo Alex.

Un Millón De MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora