Epílogo: Un millón de mundos

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—Tranquila, ho hagas movimientos bruscos

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—Tranquila, ho hagas movimientos bruscos. ¿Me puedes decir tu nombre? —dijo con voz firme una mujer con bata blanca y unos ojos azules que destacaban en su pálida cara. 

—Me llamo Helena —contesté, sentí la garganta un poco seca—. ¿Me das agua, por favor? 

Me incorporé mientras la mujer le pedía a una enfermera que me trajera un vaso con agua. Me di cuenta que estaba en... ¿una cama de hospital? No. No era un hospital real. Ví a ambos lados, no era la única en esa grande habitación blanca. Habían más personas, algunos mayores y otros menores que yo, también recién despertando.

Qué mierda, todo se sintió tan real. No pude evitar soltar una risa. 

—¿Qué te causa gracia? —preguntó la Doctora. Su rostroso expresando confusión me causó más risa.

—Vaya putada de video juego que se han creado los cerebritos de Russell Inc. —dije mientras tomaba el vaso con agua.

—Qué alivio —suspiró la Doctora.

—¿Qué pensaba?, ¿que iba a perder la memoria o qué iba a terminar con daño cerebral y tendrían que indemnizar a mi familia? Ah, espera que eso no estaba en el contrato —bufé.

—No tranquila, es que a algunas personas les toma un poco más de tiempo darse cuenta que estuvieron en un video juego de realidad virtual, creí que tú serías una de ellas —respondió con seriedad.

—¿Pagan en efectivo? —vacilé.

—Sí, pero primero debo hacerte unas pruebas más y también debes contestar un cuestionario, luego ya puedes ir a la ventanilla 2 de la planta baja, allí resivirás tu pago. No olvides que debes volver en 1 semana para tu chequeo médico.

Una hora después de realizar varias pruebas para confirmar que no tuviera daño cerebral y contestar casi 10 páginas de preguntas sobre mi experiencia con el video juego, finalmente me dieron mis cosas y pude cambiarme la ropa de hospital. Mientras me colocaba mi suéter negro no pude evitar sentir dolor en el sitio donde me habían inyectado para inducirme el sueño e ingresar al video juego. Mi hombro estaba adolorido, y de repente mi cuerpo también se sintió extremadamente cansado, ni la vacuna del Covid me hizo sentir así.

Llamé a mi hermana para que viniera a recogerme.

—¿Y cuánto te han dado? —indagó Kendall mientras me subía al carro rojo que había comprado hace solo 3 meses atrás con su primer sueldo.

—¡Cuatro mil dolares en efectivo! —exclamé mostrándole el dinero con una gran sonrisa en el rostro.

—Estás loca, Helena —rió mi hermana.— ¿Y qué tal fue, me recomiendas comprarlo cuando salga al mercado?, ¿cómo se llama el video juego?, ¿un millón de mundos?

—¡Ni de loca volvería a meterme ahí! Lo más loco es que solo estuve 2 horas, pero se sintió como toda una vida. Me dio muchísima curiosidad y pregunté a unas 5 personas que estaban cerca de mi cama qué había ocurrido cuando estuvieron dentro. Todos tenían historias diferentes que contar, cada una más loca que la otra.

—¿Y tú que soñaste? O bueno... ¿qué viviste en el video juego? —indagó Kendall sin quitar la vista  de los autos que estaban frente a nosotras.

—Ví al abuelo —musité. —... y a mi ex. —añadí rápidamente para evitar el tema del abuelo, que había fallecido hace 2 años y a quien estrañábamos un montón. Kendall rió inmediatamente al escuchar lo último.

—Maldita obsesiva. Luis ya ni te escribe—dijo entre risas mi hermana, no pude evitar reírme con ella. 

En la vida real ya no había pensado mucho en él, pero era increíble como mi subconsciente aún lo traía de vuelta.

—Hazme acuerdo de dejar de leer libros y ver películas de ciencia ficción por un tiempo, te lo ruego —cambié de tema.

—¿Por qué?

—¿Crees en los mundos paralelos? —pregunté y justo llegamos a un semáforo en rojo.

—No lo sé, ¿tal vez? 

—Si esta fuera una de las tantas realidades que probablemente existen, voy a hacer lo que quiero. No voy a perder tiempo. Tal vez las Helenas de otras dimensiones estén ansiosas en que alguna de las Helenas de otro mundo paralelo vivan de lo que les apasiona realmente. Si el camino es tedioso, no me importa, porque yo misma estoy eligiendo el sufriemiento que quiero vivir. Al final todo valdrá la pena, estoy segura. 

Si todo fuera fácil, la vida no tendría sentido. La gente quiere todo lo fácil, se obsesiona con el resultado y no con el proceso. Esa no soy yo. 

Hubo un silencio largo, creo Kendall notó lo triste que me sentía  en ese momento. 

Hace un año que me había graduado y mi familia insistía en que debía ir a una universidad, ser la mejor, sobresalir, tener un buen sueldo, formar una familia. Eso no era lo mío, quería una vida tranquila con el dinero suficiente para tener comida, un hogar y uno que otro capricho de vez en cuando. 

Ganar dinero siendo conejillo de indias para ese video juego, por más estúpido que suene, sería suficiente para empezar a recorrer mi propio camino, sin el dinero de mis padres. Quería empezar a buscar mi verdadera pasión porque hay otras formas de vivir a parte de ir a la universidad, casarse y morir, pero 18 años de escuela no te enseñan eso.

—¿No te fumaste algo antes de salir? —se burló Kendall. Mi tristeza desapareció en un segundo. Negué con la cabeza mientras sonreía. 

—Hazme acuerdo de llamar a Amy a penas lleguemos a casa, esa es otra que querrá escuchar todo lo que viví en ese maldito video juego. 

Prendí la radio y de inmediato sonó Teeth de 5 Seconds of Summer , mi canción favortia,  mientras avanzábamos en la calle repleta por el tráfico. 


N/A:

Ya está. Es el fin. Me tomó mil años y el epílogo de borrador que tenía me dio cringe, así que lo borré y escribí este JAJAJAJAAJ. No sé, a mi me gustó. Tal vez no sea la mejor escribiendo, aún tengo bastaaaaaante que aprender, pero me siento satisfecha. Espero que alguien lea esto y haya disfrutado esta historia. Muchas graciaaaaas, tkm. 




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