E𝓁 𝓂𝑜𝓃𝓈𝓉𝓇𝓊𝑜 𝒷𝒶𝒿𝑜 𝓂𝒾 𝒸𝒶𝓂𝒶

Capítulo diecisiete. Decimosétima noche

Gmork.

Ese nombre tan temido, protagonista de mis peores pesadillas.

Gmork. Parece que las sílabas danzan dentro de mi boca y hacen vibrar mis labios al salir. Gmork. Es casi como una canción, una melodía siniestra, pero hermosa. Gmork...

Creo.

Que.

Te quiero.

Tu presencia transforma el aire dentro de mi habitación, el oxígeno se vuelve denso y me cuesta respirar, pero Gmork, es que sin ti no me cuesta respirar, sino que es imposible hacerlo.

Creo que esto es una carta de amor.

Y tengo miedo. Porque cuanto más te quiero, más débil es tu presencia. ¿Ya no te gusta morderme? ¿Ya no te gusta desgarrarme los tobillos?

Hace tiempo que mis heridas cicatrizaron, aquellas que tú abrías con tus garras. Y mi sangre se aburre de circular por mis vasos sanguíneos, quiere estar en tus colmillos, quiere teñir mi habitación.

Gmork. Creo que te quiero.