Capítulo 23. Vigésimo tercera noche

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Querido diario:

Me gustaría pedirte perdón. Por llenarte de lágrimas, ansiedad, vómitos y sangre.

Pero ¿Quién iba a sostener esta pesada parte de mí, si no eres tú?

Mi monstruo me susurró anoche que debía ser buena contigo, que estabas preocupado por mí.

Déjame aclararte que mi vida no es horrible. Y me siento extremadamente culpable por ello.

Hace algunas semanas una mujer que iba a morir observó mis ojos rojos y llenos de lágrimas, y me preguntó si me encontraba bien. Me eché a llorar, y ella me abrazó.

Yo no iba a morir. Ella sí.

Aunque Gmork dice que todos tenemos derecho a tener nuestros monstruos, la verdad, es que yo no me siento con derecho a sentirme sola, ni triste, ni enfadada, ni a odiarme. Por eso eres tan importante para mí, querido diario, porque guardas todo esto que soy sin que nadie lo sepa.

Perdóname.

E𝓁 𝓂𝑜𝓃𝓈𝓉𝓇𝓊𝑜 𝒷𝒶𝒿𝑜 𝓂𝒾 𝒸𝒶𝓂𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora