Capítulo dieciocho. Décimo octava noche

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Dejo caer uno de mis brazos por el borde de la cama, haciéndome la dormida. Pero tu única respuesta es un lejano gruñido.

Esta historia ha dejado de ir sobre mí y mi oscuridad, para convertirse en tu historia. Gmork.

Busco a tientas con mi mano una presencia en el hueco de debajo de mi cama, pero lo único que rozo con las yemas de mis dedos es un suave y espeso pelaje de un ser muy pequeño.

¿Por qué ya no me hablas?

E𝓁 𝓂𝑜𝓃𝓈𝓉𝓇𝓊𝑜 𝒷𝒶𝒿𝑜 𝓂𝒾 𝒸𝒶𝓂𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora