Capítulo 24

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Observaba el paisaje con detenimiento, era una ciudad muy bonita, pero en nada se comparaba con su hogar. Ella solía amar las montañas y la naturaleza, se podría decir que era genética, pero inmediatamente se deshizo de aquel pensamiento. Ya sabía ella hacia donde se dirigía su mente, todas aquellas cosas siempre le recordaban a su madre y todo lo que tenía que ver con ella era sumamente doloroso.

No había extrañado Londres en absoluto, la última vez que estuvo allí fue hacía casi quince años y aunque en sus planes no estaba volver, su trabajo lo requería. Respiró con fuerza y un millón de olores diferentes le nublaron los sentidos, ser una veela sin pareja tenía sus ventajas y desventajas aunque en su mayoría era más de lo último.

Bajo del coche cuando se encontró fuera de aquella mansión que algún día fue su hogar, la miró con profundo resentimiento. El lugar de su infancia donde fue completamente infeliz.

Cuando llegó a la entrada su elfo acompañante la anuncio y en ese momento Elisa apareció por la puerta.

-Señorita Myrcella, qué gusto verla de nuevo -Dijo inclinando la cabeza a modo de respeto y saludo.

-Elisa, ¿Desde cuándo las formalidades? Prácticamente me criaste -Dijo la rubia agachándose para abrazar a la elfina.

-Costumbres que no se pierden, te vez muy hermosa, la última vez que te vi -Pero Elisa se vio interrumpida por un leve sollozo.

-Lo sé, y lo siento. No debí irme así, pero ya sabes que Dan y yo... No había manera de que nos lleváramos bien -Dijo la chica suspirando con pesadez.

La pequeña elfina asintió con tristeza recordando que sus dos chicos peleaban todos los días de las maneras más horribles y ofensivas posibles.

-Pero eso va a cambiar, Dan y yo somos adultos así que no pasaremos toda la vida odiándonos. Además debo estar por un tiempo aquí en Londres -Dijo la chica observando que el salón seguía completamente igual a diferencia de algunas fotografías nuevas.

-Eso está muy bien, Dan está...

-¿Deplorable? ¿Sigue vivo? -Preguntó con diversión, pero Elisa negó con reprensión.

-Sí, sólo no la está pasando bien -Dijo apretándose las manos.

-Tranquila, se lo terrible que puede llegar a ser. Míralo por el lado positivo conmigo aquí no tendrás que soportarlo sola.

-Llevare tus cosas a tu habitación.

-¿Dónde está él?

-En su despacho, pero no te recomiendo que lo veas ahora -Dijo pero obviamente Myrcella ignoró su comentario y caminó hacia el despacho.

Al entrar un hedor terrible le apuñaló la nariz, todo estaba en penumbras y los pocos rayos de luz que se filtraban en la estancia daban indicios de que el lugar estaba revuelto. Entró por completo el intentó encender la luz pero nada pasó. Genial otro ataque de ira de su hermano, ya los conocía bien.

-¿Qué haces tú aquí? -Dijo una voz gutural.

La rubia se dio la vuelta y notó que la voz provenía de el asiento detrás de él escritorio.

-Tengo que trabajar con el Ministerio de magia por un tiempo, así que vine a quedarme -Dijo la chica agudizando su vista.- Te vez asquerosamente mal.

-¿Y no podías quedarte en otro sitio? -Preguntó alzando un poco la voz.

-No, está también es mi casa -Dijo sacando su varita y con ella conjuro un hechizo no verbal que hizo que una luz se desprendiera de ella y fuera hacia la lámpara iluminando la estancia.

El rubio se tapó los ojos por instinto y gruñó alto, su fuese sido otra persona se habría aterrado. Pero ella no, ella lo conocía y lo había visto en peores condiciones.

-¿Tu casa? Tú no eres una Wesker, así que no es tu jodida casa -Dijo mirándola con rabia.

-Dan, tú y yo sabemos que no es la sangre Wesker la que predomina aquí, sino la de nuestra madre. ¿Cuándo vas a entender que nuestro lazo es grande? No puede compararse con nada en este mundo, es irrompible y único -Dijo mientras que con movimientos de varita iba arreglando los destrozos.

-No quiero oírte, por eso no te soporto -Dijo entornando los ojos.

-Solo mírate, estás hecho un asco, estás herido y tú y yo sabemos que eso no es sano. ¿Estás renunciando a ella? -Preguntó la rubia sorprendida.

-¿Y tú qué sabes? -Preguntó con odio.

-Lo suficiente, me di cuenta en la reunión del Wizengamot. Por un momento pensé que eras correspondido, pero luego sentí tú frustración. ¿Ella lo sabe si quiera? -Preguntó sentándose en una de las sillas.

-No, y prefiero que se mantenga así. Te advierto que si le dices algo te vas a arrepentir, sé que te agrada y probablemente se harán amigas así que cuidado con lo que hablas con ella -Dijo mirando a su hermana con amenaza.

La chica levantó sus manos en señal de rendición.

-Vale, no le diré nada. ¿Pero porqué no le dices nada?.

-Es de otro, ella lo ama con entrega, devoción y pasión. Sus sentimientos son puros, no puedo hacerle eso ella se merece algo mejor -Dijo apoyando se cabeza en sus manos.

Myrcella lo miro sorprendida, Dan siempre había sido posesivo y egoísta. El hecho de que pensará así de Hermione solo podría decir una cosa.

-Estas jodido -Dijo la rubia con diversión.- Joder Dan, ¿Sabes lo que haces? ¿Sabes el proceso por el que hay que pasar cuando te niegas a estar con ella? ¿Tienes idea? Es como una muerte en vida, cuando la veas con el otro chico vas a querer arrancarte el cráneo con un rastrillo.

El rubio la miró con cara de pocos amigos.

-Gracias por la imagen mental Myrcella -Dijo rodando los ojos.

-¿Cómo te sientes hasta ahora? -Preguntó la rubia.

-Como si me estuvieran pinchando el cuerpo con hierros calientes -Dijo haciendo una mueca.

-Dan, no puedes pasar toda tu vida así si se lo dices a Hermione estoy segura de que ella estará contigo, tienes razón es de sentimientos puros haría lo que fuera porque nadie sufriera.

-Por eso no quiero que lo sepa, no quiero que esté conmigo por lástima, sería como condenarla. Y si me rechaza... Yo no podría tolerarlo.

-Vale, vale entiendo. Tranquilo, yo te ayudaré -Dijo la rubia poniéndose de pie.

-¿Estás segura de esto? -Preguntó levantándose.

-¿Tienes miedo?

-Myrcella, estoy lastimado física, emocional y sentimentalmente en estos momentos, no controlaría mi ira -Dijo advirtiéndole.

-Casi lloro, muéstrame lo que tienes idiota cursi -Dijo provocando a su hermano.

Sabía bien que pelear con Dan en ese momento era lo peor que podía hacer, pero iba a hacerlo por él y por los viejos tiempos.

Besaré Cada Una De Tus LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora