Capítulo 30

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Hermione

Cada día podía sentir como las cosas tomaban su rumbo de nuevo, era como si necesitara de esto para sentirme viva otra vez.

A veces meditaba y echaba un vistazo a mi vida y no podía evitar sentirme nostálgica, pero al mismo tiempo agradecida. Recordaba a mis padres con tanto anhelo que desearía que estuvieran aquí conmigo y pudieran ver lo feliz que soy, que pudieran conocer a Draco y ver lo bueno que es conmigo.

Hace un tiempo atrás soñaba con vivir una buena vida, soñaba con poder saber lo que era ser feliz de nuevo y pensaba si en realidad lo merecía. Solía mirar al cielo y pensar si de verdad merecía a alguien excepcional o si alguien así podría llegar a mi vida... Y así fue.

Sufrí, lloré y me rompí un millón de veces. Pero la llegada de Draco a mi vida fue como un tornado que absorbió y lanzo todo eso lejos de mí. Se convirtió en mi mejor amigo, mi confidente, consejero y pañuelo de lágrimas, luego en mi novio, mi compañero y ahora... Mi futuro esposo.

Eché un vistazo a mi anillo de compromiso, el que que había obtenido apenas ayer y no pude evitar sonreír al recordar como había sucedido todo.

-Bueno, creo que voy a tener que regresar a la cabaña a buscar algo importante -Dijo mi rubio horrorizado por su torpeza y falta de planeación al notar que había olvidado el anillo de compromiso en su otro pantalón justo después de haberse arrodillado frente a mí en el momento más romántico.

No pude evitar reír en ese momento al verlo regresar corriendo y luego volver deseando que la tierra se lo tragara.

Lo amaba tanto, tanto. Era la primera vez que veía tal acto de torpeza de su parte, lo cual significaba que de verdad había estado muy nervioso.

Me estiré sobre la hamaca y un suspiro se me escapó al pensar repentinamente en Dan, casi todos los días se colaba en mi mente. Aunque intenté restarle importancia para hacerlo menos preocupante y doloroso era imposible no pensar en ello.

¿Estará bien? ¿Habrá sobrevivido? Y si así fue... ¿Cómo sería su vida a partir de ahora?.... Pero había una pregunta que me atacaba con más fuerza; ¿Me odia?

Si había algo claro era que el tenía dos opciones, o morir, o sobrevivir. Pero si sobrevivía quedaría asexual, infértil... Sólo. Jamás podría encontrar pareja, tener hijos ni mucho menos enamorarse. Simplemente tendría que quedarse sólo por el resto de su vida. Solo esperaba que no me odiara y que de verdad pudiera perdonarme, mientras Draco gobierne mi corazón yo jamás podría entregarme a otro.

Me sobresalté al sentir una mano acariciarme el rostro. Alcé mi mirada y mi hermoso prometido me observaba desde arriba con una media sonrisa.

-¿Estás bien? -Me preguntó con suavidad.

Yo asentí regresándole una leve sonrisa.

-Ya trajeron el almuerzo, quiero que disfrutemos de lo que queda del día ya mañana regresamos a Londres y en dos semana nos vamos a casar así que levántate -Dijo ofreciéndome su mano para ayudarme, yo la tomé y me puse de pie para seguirlo por toda la estancia hasta el comedor.

-Tu madre está muy emocionada, está mañana me llamó para decirme que ya tenía ideas para la reunión -Dije sirviéndome un poco de jugo de naranja.

-Sí, le dije que queríamos algo sencillo. Aunque mi padre se empeña en que deberíamos hacerlo por todo lo alto. Quiere que todos sus amigos vayan a ver los lujos y todas esas cosas de las que nos llenamos la boca todos los años -Dijo mientras colocaba los platos sobre la mesa.

No pude evitar reír.

-Eso me parece familiar -Dije divertida y Draco me miró fingiendo estar ofendido.

Besaré Cada Una De Tus LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora