la despedida

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Bulma estaba paseando con Goku por los jardines de corporación cápsula.-le has hecho mucho daño a Yamcha. Él te quiere.- Dijo Goku a su amiga.

-Sé que me quiere, pero es que yo quiero a otra persona.- Respondió la peliazul.

-¿Crees que alguien como Vegeta puede ser padre?Yamcha habría sido un mejor padre para tus hijos.-

-Un hijo necesita a su padre, sea quien sea, y mi hijo tendrá a su padre.- Dijo Bulma molesta.

-Pero él se va a ir dentro de poco a entrenar al espacio.¿Quién te asegura que volverá para el nacimiento y que no volverá directamente para enfrentarse a los androides?.-

-Yo confío plenamente en él.- Respondió la peliazul. Y se dio cuenta de una cosa.

-Oye Goku...¿Tú como sabes que estoy embarazada?¿Has hablado con Yamcha?.-

-Yo no he hablado con Yamcha. Lo sé porque tu lo sabes. Soy tu conciencia.-

De repente todo comenzó a dar vueltas y Bulma se incorporó de golpe. Miró a su alrededor. Se encontraba en su habitación y Vegeta dormía a su lado. Se volvió para mirarla con cara de extrañeza. No le preguntó nada, pero con su cara Bulma entendió lo que quería expresarle, y ella le contestó.

-Una pesadilla, sigue durmiendo.- Dijo la peliazul. Y el sayan se dio la vuelta y continuó durmiendo.

Bulma se giró al lado contrario. Confiaba plenamente en que Vegeta volvería para el nacimiento del bebé. Pero se dio cuenta de que iba a traer un bebé que podía morir en menos de dos años. Apenas pudo pegar ojo. Se levantó antes que Vegeta y se fue a la cocina a prepararse un café. Comenzaría a trabajar en la nave de Vegeta. Cuanto antes se marchara más pronto regresaría.

Su padre apareció por el laboratorio.-¿Que haces?.-

-Estoy arreglando la nave. Vegeta quiere ir unos meses a entrenar al espacio.-

-¿Y ha dicho cuando volvera?.-

-Volverá antes de... En unos cuantos meses.- Dijo Bulma, dándose cuenta de que casi comete un error.

-¿Necesitas que te ayude con los preparativos?.-Preguntó el señor Brief.

-No es necesario.- Respondió la peliazul. Sabía que tenía que hablar con sus padres de su embarazo, pero prefería hablar con los dos a la vez. No quería contar lo mismo dos veces.Y prefería hacerlo cuando Vegeta se haya marchado.

En 3 días Bulma tuvo la nave preparada. Llamó a Vegeta por el intercomunicador de la cámara de gravedad. -La nave está lista.- Dijo la chica sin esperar a que Vegeta le contestara.

El guerrero sin dejar de entrenar le dijo:-Entonces partiré mañana por la mañana.-

Bulma cortó la comunicación. Aquella sería su última noche juntos en meses. Se sentó al lado de la nave. Sólo esparaba que no le ocurriera nada a Vegeta.

Lo vió a la hora de cenar como siempre. Bulma no tenía ganas de hablar, sólo tenía ganas de que volviera. Lo observó devorar. Cuando con 16 años quería buscar las esferas de dragón para encontrar a su príncipe, jamás imaginó que encontraría uno de verdad. Es cierto que si con 16 años le hubieran dicho que ese era su príncipe, se habría reido a carcajadas. Pero ahora no cambiaría a Vegeta por nadie.

Por la noche Vegeta fue a su habitación,se quitó las botas y se tumbó en la cama con Bulma.

La abrazó por detrás y comenzó a darle besos por el cuello.-Te voy a echar de menos.- Dijo la peliazul.

-Serán pocos meses.-Respondió el guerrero.

-Ten cuidado.-

Vegeta la volteó, de manera que estuvieron mirándose cara a cara. -Soy el príncipe de los Sayayins, es el espacio el que tiene que tener cuidado conmigo.-

Y comenzaron a besarse en la boca.

Cuando terminaron, Bulma apoyó su cabeza contra su pecho. Normalmente el príncipe la apartaba delicadamente cuando se quedaba dormida, pero aquella noche no lo hizo.

A las 5 de la mañana Vegeta abrió un ojo. Tenía que partir, no podía volver sin haberse convertido en un supersayan. Miró a la mujer que dormía con él. ¿Realmente él merecía eso?¿Él que había asesinado y destruido por donde había pasado? Normalmente sus noches eran muy agitadas y llenas de pesadillas, pero desde que dormía con aquella humana las pesadillas habían disminuido. No es que hubieran desaparecido, ni mucho menos, pero sus noches eran mucho más tranquilas.

Sintió una punzada en pensar en alejarse de ella, pero tenía una obligación como principe de los Sayayins, y eso estaba por encima de sus deseos.

Se incorporó y se vistió. Ya estaba listo para irse excepto por un detalle: Bulma. Odiaba las despedidas y sabía que aquella iba a ser emotiva. Cómo hacía siempre se autoengañó. No es que él no pudiera soportar separarse de ella, es que ella le iba a montar un número lleno de emociones y sentimientos, cosa que no le gustaba. Pero pensó que si no le decía que se marchaba sería todavía peor. No quería reproches ni escenas.

Se dispuso a despertarla, pero la peliazul estaba dormida como un tronco.-¡Bulma!¡Bulma!.- Pero no había manera. La joven seguía durmiendo a pierna suelta. Envidiaba esa capacidad para dormir así. Él no podía, los recuerdos de los horrores que había vivido se pasaban por su mente. Sus pesadillas eran sus propios recuerdos.

Por fin la humana abrió, no sin esfuerzo, sus ojos azules.

-Me marcho ya.- Respondió el guerrero. Aquello hizo que Bulma despertara del todo, y se incorporó en su cama. Pero para grata sorpresa del guerrero, no le monto ningún numerito sentimental.

-Conseguirás convertirte en un super Sayayin. Estoy segura.- Aquello dejo al Sayan de piedra. Jamás nadie había mostrado ese nivel de confianza en él, ni siquiera él mismo. Aquella humana lo hacía sentirse de una manera que jamás se había sentido. Lo hacía sentirse bien. Ella sonrió y le dió un beso. Él le correspondió, pero viendo por donde podían ir los besos se separó.

-Volveré antes del nacimiento.-Dijo Vegeta.

-Jamás dudaría de una promesa del príncipe de los sayans.- Respondió Bulma, y el guerrero se marchó a la nave lleno de orgullo por dentro. Cuando Vegeta se hubo marchado Bulma volvió a tirarse en la cama. Estaban en la habitación de Vegeta, y toda la cama olía a él. Se tapó con la sábana impregnada de su aroma, y una lágrima resbaló por su rostro.

vegeta y bulma (siempre a tu lado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora