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Antes de siquiera darme cuenta la semana ya había concluido y el día del primer juicio había llegado en un abrir y cerrar de ojos, no me sentía nerviosa, no me sentía intimidada y mucho menos asustada, estaba ansiosa, eso era un hecho y lo cierto es que pensar en positivo tampoco era mi fuerte, pensar lo peor para que nada me sorprenda sea cual sea el resultado era la forma en que solía maquinar a la hora de entrar al juzgado y no es por pesimismo, era por precaución. 

Prefería ser la sorprendida que la idiota que festejo antes de tiempo. 

Ser abogada me había dejado en claro algo; Siempre hablar con la verdad, al menos eso te enseñan en la escuela pero al conocer a Davis supe que eso no era más que una mentira moral que se inventan, al entrar al juzgado tras cada caso era como una ruleta, un casino lleno de posibilidades tan buenas y tan malas a la vez que es divertido. 

—Hoy usted huele a vainilla, ¿No tomó su Copa de vino diaria? 

—Veremos si se burla de mi después, deje de hacerse el gracioso y recuerde que lo que pasó hace una semana con Ferrec nunca pasó

Asintió —¿Y si estoy bajo juramento aun así debo mantenerme firme? 

—¡Por supuesto! ¿No creerá que tantos criminales con años mintiendo y haciendo cosas terribles decaen por un simple juramento?— bufé —Son palabras, señor Jones, eso ya no es importante para nosotros

Hizo ademán de beber un shot de vodka pero se lo quité con rapidez. 

—Hay un motivo por el que no tome vino hoy, apeguese al margen

Sonrió —Por supuesto, señorita

—¿Explicó todo a sus invitadas?— cuestione

Asintió —Y vaya que explique

Jones siempre tenía ese aspecto burlesco y carismático que inquieta, tenía firmeza y osadía, era quizás eso lo que me mantenía un poco más Serena que de costumbre y es que es aquel un hombre inteligente, claro que sabrá actuar bajo presión puesto que Jerome era difícil de roer y digo, dios sabra cuantas enfermedades obtuvo en esa semana explicando lo que se debía decir, si no lo mata la cárcel lo haría el VIH. 

Al entrar al juzgado Ferrec y Jerome giraron a vernos y lejos de tomarlo a la mala me dedique a mirar a las mujeres que habían venido como publico, sonrei, vaya que tenía una lista extensa y mi duda era; ¿Le alcanzó la semana?. 

—Abogada— Jerome me saludo, estrecho sus manos al señor Jones y suspiro —Espero juegue limpio

—No sabía que su trabajo fuese un juego, abogado Blanc

Sonrió —Es que me divierto como si estuviera jugando

Mordi mi mejilla interior —En todo caso, siempre hago las cosas bien, ¿y usted trabajara limpio? O de que forma explica el juicio tan repentino

—Suerte tal vez

Trague y deje pasar por alto su muy acertado comentario, presione el mango de mi portafolio y metí mi mano derecha en el bolsillo de mi pantalón negro de vestir, Ferrec por otra parte interrumpió mi indiferencia. 

—Crei que me llamarias— acusó con suavidad, la conozco de poco pero ya se que estaba fingiendo ese tono tan delicado

—¿Por que lo haría?— Jones cuestionó

Sonrió con incomodidad —¿Por lo de hace unos días, es que no has pensado en mi? 

El señor Jones giro la vista para verme y sonrió —Bueno, no, lo lamento pero he tenido otras cosas en las que pensar— giro a verla de vuelta y sonrió aún más —Como una demanda, por ejemplo

HIBRISTOFILIA|El Sindrome de Bonnie&Clyde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora