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Después de la muy poco convencional discusión con el oficial al llegar a casa lo menos que quería era toparme con un señor Jones ebrio desparramado sobre mi sofá blanco de piel ahora tinto, no exagero, me llevaba el maldito coraje de ver mis botellas de vino regadas por doquier y junto toda mi alfombra blanca manchada del mismo, era ridículo, camine furiosa hasta el para correrlo de inmediato si es que aun tenia conciencia, afuera el oficial Gael no estaba debido al mal rato que le hice pasar por lo que me importaba realmente poco hacer un escándalo en el jardin.

—¿Qué le pasa? ¿Esta loco? Usted no se va de aquí sin antes limpiar mi alfombra, mi sofá y recuperar mis botellas

Exclame con molestia a la vez que jalaba su saco para obligarlo a ponerse de pie, altanero, tomo mis manos y las retiro con sutileza.

—Su vino es lo menos que le debería agobiar ahora, señorita Taylor— balbuceo bastante elocuente, no obstante, era claro que estaba enormemente alcoholizado —Gael Miller

—Y ahora de que habla— proteste asqueada

—El es Gael Miller— dio un sorbo a la botella qué sostenía con fiereza —¿Sabe? Miller

Resople casi sin querer caer en cuenta de la obviedad —¿Sabe usted cuantos Miller existen aquí?

—Crea lo que quiera pero últimamente usted no tiene buena suerte— suspiro —Yo creo en el destino, solo eso puedo decir

Sonreí sin ganas —La suerte no existe señor Eilan, deje de decir tantas barbaridades y salga de mi casa

Del bolsillo interno de su saco tomo una hoja arrugada y mal doblada, me la tendió a la vez que destapaba una botella más. Dudosa tome la hoja para mirar lo que aquello había resultado ser una copia del acta de nacimiento del oficial Gael... Oficial Gael Miller, si, el mismo apellido Miller qué tanto me atormenta y obviamente no se trataba del señor Miller, el ya no estaba en este mundo, el oficial no era ni más ni menos que su hijo.

Perpleja me deje caer en el sofá junto al señor Jones, le arrebate la botella y le di un gran sorbo sin chistar.

—Gael Miller— susurre —Como consiguió esto

—Soy un poco rico— sorbio su nariz —El no lo mato porque el oficial estaba en la academia militar

Asentí encajando cada pieza por fin —No tengo que adivinar el por que me busca— murmure obvia

—¿Qué hará ahora?

Su tono de voz desganado, distante y casi torpe me abruma, algo me dice que esta triste o dolido, no lo se pero definitivamente no es el mismo señor Jones fanfarrón y coqueto de siempre, eso me tenia la mente algo preocupada...¿Gael Miller? Bien, las cosas no cambian en absolutamente nada, solo se su apellido y lo que busca pero eso no quiere decir que haya problemas, sigo limpia y con las piezas medidas.

Sonreí —Nada, no haré nada—

Exclame eufórica a la vez que me ponía de pie para hacerle saber que no había líos ya qué podía pensar que quizás por eso se notaba tan decaído.

—Señorita Taylor yo.-

—No se quiebre la cabeza con preocupaciones sin sentido, le agradezco ser honesto conmigo

Me miro con inquietud hasta que asintió sin muchas ganas, estiró su mano para tomar la mía y animarme a tomar asiento otra vez, acuno mis mejillas y beso las mismas con serenidad, no dijo nada, no dijo absolutamente nada pero me abrazo con quizás demasiada fuerza.

Como quien se aferra a lo que no quiere que se le arrebate.

—Usted no esta sola

Y pensé que quizás era su estado de ebriedad.

Pero dicen por ahí que ni los niños ni los borrachos mienten.

(...)

Cerré mi casa con llave para entrar al auto e ir de una buena vez al juicio de la señora Alice Wilson, sonreí sin ganas a la vez que levantaba mi mano para saludar al oficial Gael Miller, me saludo igual de sonriente a la vez que sacaba una paleta de fresa de su boca.

—Ya es el juicio ¿Cierto?

Asentí —Estoy nerviosa

—Lo hara bien— sonrió —Usted nunca pierde

Ya sabiendo su identidad era más claro notar el motivo de sus mensajes ocultos altamente agresivos, estaba preocupada por su nivel de calma ya qué vamos, debe odiarme y por eso es tan pesado conmigo, debe buscar algo en concreto, ya no podía darme el lujo de verlo como un tipo despistado y novato, tampoco quiero atascar mi cabeza con ideas sin bases pero claro que hay cosas que me son imposibles de despejar.

"Licenciada, sea cuidadosa"

El mensaje venía de un número desconocido, frunci el ceño y tarde en arrancar el auto porque pensé en llamar al número y mensajear de vuelta para pedir una explicación pero no obtuve respuesta, tenia el tiempo encima así que no podía darme tantos lujos, no era un mensaje largo ni mucho menos especifico pero si qué me había logrado descolorcar.

Salude a la señorita Alice qué había sido esta vez más puntual qué yo, cosa que agradezco mucho, sus manos le temblaban y desesperada miraba al abogado del señor Enrique quien a diferencia del dia en que lo conocí hoy parecía mucho, por mucho más presentable.

—¿Será qué todo saldrá bien?— me cuestionó con la voz temblorosa y ojos cristalinos

Me desespera su actitud —Le prometo que tendrá a su hija, solo sea paciente y por favor, guarde compostura

Trago en seco y asintió con afán —Lo siento, es solo que realmente tengo Fé y confío en usted pero sabe, la emoción del momento

Suspire —Imagino, creame tiene todo a su favor, no hay manera de que falle

Y es que, justo detrás el oficial Miller había entrado y tomado asiento para mirar el juicio, el es de los policías buenos y fue testigo de una agresión increíblemente descarada, no dudará en colaborar, más aun gracias a la presión social del momento ya qué puedo jurar qué si le pido ser testigo se negara por ser quien soy.

—Abogada, muchas gracias, en verdad muchas gracias

Sonreí —Agradezcame cuando tenga a Melissa en brazos

Pronto mi movil comenzó a vibrar con insistencia.

"Ese policia últimamente esta muy cerca de usted, dígame paranoico pero estoy harto de verlo como su sombra"

Estaba por responder cuando el juez entro a la sala, tome aire y apague el movil.

HIBRISTOFILIA|El Sindrome de Bonnie&Clyde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora