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Suspire más a fuerzas que queriendo, el ruido tedioso de la secadora era quizás lo único que no hacia el momento aún más incómodo, no es que me sintiera intimidada, solo que quería ponerme crema cómodamente, aunado a eso, quisiera también descansar en Santa paz pero claro, el señor Jones es tenaz y condenadamente entrometido. 

Frunci el ceño cuando sentí más constantes las caricias en mi cuello, claro que lo estaba haciendo a propósito, me puse de pie y le arrebate esa condenada secadora, me miro burlón pero no le permití hablar. 

—¿Y ahora que hace? No me toque tan descuidadamente, sabe bien lo que pienso de usted

—Y me aterra señorita Taylor, usted es muy dura conmigo, yo que solo intento ser buen mozo

—Al carajo con eso, ¡Sus manos estan llenas de degenere! Largo de aquí

Sonrió —Seré franco, usted me confunde, siempre va por ahí tan serena y desinteresada pero cuando estoy frente a usted actúa tímidamente

Pues en la habitación hacia calor porque no he pedido aire acondicionado, era normal tener los cachetes rojos porque además el aire de la secadora es caliente, a mi que nadie me intente difamar, aparte, tenía puesto un abrigo de estambre que por abierto que este funciona para calentar la piel. 

Resople —Cual timidez, usted solo me altera, me resulta un hombre exasperante— deje la secadora en su sitio y negué —No saque conclusiones fuera de lugar señor Jones, no es saludable

Me miro atento pero había algo curioso y es que el señor Jones era un Casanova, claro que sabe de mujeres y es lamentable que le cause tanto conflicto entender mis indirectas bien directas, ¡Lo quiero fuera de mi habitación!, sus ojos brillaban muchísimo y digo, ¿Siempre han brillado así? Cuando sonríe se le hacen pequeñas arrugas cerca de los pómulos y parece casi inocente, cuando sonríe es como si fuera otra persona. 

Pero lo conozco, era de aquellos típicos tipos con cara de niño y cuerpo de varón, no es que sea fijada pero vamos, de más esta notar que el señor Jones hace ejercicio y sus tatuajes, todo de el grita Zona de riesgo y por suerte yo soy una mujer muy precavida. 

—Muy bien, muy bien— sonrió casi agobiado —Le creo— guiño, paso de mi para ir a la salida —La espero abajo, señorita Taylor

Apenas la puerta se cerró me di la vuelta para ponerme crema de una buena vez, la idea de no tener puesta crema me estaba matando, odio la resequedad, era una sensación tan...no lo se, pero lo odio. 

(...) 

Después de peinar mi cabello en una trenza ladina mal hecha y floja me determine a bajar las escaleras acompañando mis pies descalzos con un par de pantuflas de conejo y es que siempre tengo los pies frios, la luz estaba ligeramente apagada, era sutil, no deslumbrante como suele ser. En mi comedor me tope con el señor Jones sentado y un pastel frente a el. 

—Y-Y ahora que demon.-

—Quiero celebrar con usted a ese cerebro suyo

—He escuchado toda clase de celebraciones pero ¿a un cerebro? A que se debe

—Su plan— sonrió —salió perfectamente como usted planeó, mis hombres llamaron esta tarde para decirme que la policía encontró el cuerpo pero como usted dedujo, no les importó un vagabundo drogadicto que murió de sobredosis

Sonreí complacida y en gran parte aliviada, jamás había hecho algo como eso con ningún cliente, teniamos una ligera ventaja y claro que Jerome tampoco es idiota y es probable que lo señale de culpable, de ser el caso, sería mejor que se le condenara por asesinato en tercer grado que por tráfico, si tan solo pudiese haber esa opción, sería más facil. 

Pero se que Jones quiere absoluta libertad y Jerome es bastante hábil, lo reconozco. 

—Señor Jones, necesito que busque entre sus hombres uno fiel a usted y si no lo tiene, busque a alguno que tenga familia que cuidar

Arqueo una ceja a la vez que lamia un poco de chocolate del pastel que había en su índice —¿Y ahora que esta planeando? 

Trague, es lógico, Jerome va usar esto en su contra y puedo casi adivinar cual será su reacción. 

—Lo van a culpar— susurre

Me miro con detenimiento, su ceño poco a poco se iba frunciendo y su mandíbula cada vez aumentaba la presión, sonrió sin muchas ganas casi inquieto, su expresión había cambiado por completo. 

—¿Como dice?— carraspeo —¿Culparme? ¡Culparme a mi!— golpeo con fuerza la mesa, estaba bastante molesto y admito que me tomó por sorpresa, retrocedí un paso pero ni loca iba a mostrar mi miedo —¿Y que planea? Le recuerdo, señorita Taylor que si el día del juicio yo no salgo de la corte, sus vecinos, mis hombres, tienen la orden de hacer un jodido holocausto— grito con molestia, fastidiado, se puso de pie y viéndolo así parece bastante alto, retrocedi un paso de nuevo pero no baje la vista, confío en mi misma —Comenzando por usted

—No necesita amenazarme

—Si, si lo necesito, ¡Por supuesto que lo necesito! Usted no me toma enserio porque se lo he permitido pero no se confunda, si me hundo en prisión usted lo hará conmigo por ser la autora intelectual de un asesinato en primer grado

No, no me hundiré con el porqué tengo coartadas suficientes de las horas que hablé con Davis y de la noche en que fui a cenar con los hermanos White y el no tiene pruebas, podrá hablar todo lo que quiera pero sin pruebas las acusaciones son solo palabras. 

—Por eso le pido que se tranquilice y confíe en mi

Rasco su nuca desesperado, caminando de un lado a otro por el comedor, suspiro agobiado y negó. 

—No confío en usted— se detuvo —¿Cual es su plan? 

—Jerome es hábil y se que lo acusara de ser el asesino, su testimonio tendrá dudas sabiendo que es testigo, si ese hombre murió de sobredosis entonces podemos culpar a alguien, hacer que coopere

—¿Me esta jodiendo? ¡Usted solo esta jugando! Mi libertad no es ningún juego

—¡Bien! Entonces no hagamos nada y recemos a Dios que no quede tras las rejas

—No puedo pensar con claridad ahora

Frunci el ceño en cuanto mis ojos se detuvieron en su mano derecha que con fiereza sostenía un arma pequeña, trague en seco casi nerviosa, el señor Jones estaba más molesto de lo que pensé y la idea de que sea un hombre tan impulsivo me inquieta. 

—Espero que resuelva esto y esta vez lo hará sola

Guardó su pistola, tomó su saco de vestir y salió de mi casa hecho un manojo de nervios, molestia, coraje, me pone de nervios también. 

¿Resolver que? 

Yo no planeaba mancharme las manos por el, no de nuevo, no planeaba moverme más allá de lo que tengo preparado ya para el juicio, si el no confía en mi ¡Perfecto! Por mi se puede refundir en prisión, no me importa. 

¿Holocausto? Tampoco me asusta, el señor Jones habla mucho, quizás demasiado.

HIBRISTOFILIA|El Sindrome de Bonnie&Clyde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora