Caminaba de un lado a otro impaciente por mi jardín en plena noche, los grillos, la luz de luna, las flores que ponían un gran ambiente a la oscuridad, ¿Lo disfrutaba? Pues no, hacía un frío de los mil demonios, aunado a eso olvide mis llaves en la mesa de centro, no traje un abrigo, mi reloj dejó de funcionar y no veo porque no se me ocurrió vestir con un pantalón, además, los grillos ni siquiera son de mi agrado, los escucho todo el tiempo en pleno insomnio, claro que me tienen harta y hoy no bebí.
Estúpido reloj, ¿como iba yo a saber cuantos minutos tiene el señor Jones de retraso? ¿Cómo iba a saber que realmente ha llegado tarde y como poder hacer un escándalo por el tema?. Al inicio de la calle ya comenzaba a escuchar el rugir de un motor hosco y no podría sentirme más aliviada, al menos dentro de su auto estará menos frío que aqui, ¡Pero quien me manda a regar las condenadas rosas!, estaba molesta por mi despiste, carajo, ni siquiera se porque plante rosas, no son mis flores favoritas.
Una camioneta negra y brillante de limpio se estacionó frente a mi casa, me estaba congelando, ni siquiera espere a que el copiloto bajara a abrirme la puerta como de costumbre, salude con prisas y me abri paso yo misma al interior.
Sonrio burlon —No me diga que tiene calor, vaya, incluso yo tengo frio
—Ahg, cállese ya y presteme su móvil
—¿Para que?
—Necesito hacer una llamada
—¿Y el suyo?
Mordi mi labio inferior para callarme a mi misma, de ninguna manera voy a decir que olvide mis cosas, por fortuna, recuerdo bien el numero del cerrajero que vive a unas cuadras.
—Alguien lo robo
Frunció el ceño —¿En donde fue? Buscaremos al bastardo y.-
—Las-Las cosas van y vienen, que más da— vergüenza debería darme perder las cosas —¿como dice que se llama el sujeto?
—Francisco, hablando de el, me gustaría que se mantuviera cerca de mi, como le mencione, es un adicto y tiene ciertos problemas
Asenti —No hay de que preocuparse
Me parece gracioso, no puedo preocuparme por un drogadicto cuando he tenido enfrente a violadores, para ser honesta, he conocido a toda clase de personas y se que todas logran la sumisión si se habla con sutileza, no es que menosprecie a alguien en particular pero un drogadicto y un violador definitivamente no están en la misma balanza y sin embargo he tratado con ambos, ninguno me inmuta.
Acaricie mis brazos para tratar de ganar calor y pronto el comenzó a abanicarse con su mano derecha.
—Hace calor, ¿no cree?
Negué hostigada —Pues yo tengo frío
Se quito el saco de su traje hoy azul marino y me lo tendió sin inhibición, le mire con dudas y es que de verdad estaba haciendo frío.
Sonrió —Descuide, tengo bastante calor
Tome un poco de aire y casi a regañadientes tome el saco para abrigarme, me quedaba bastante muy grande pero honestamente era mejor, estaba caliente y perfumado.
La camioneta se detuvo, mire por la ventana y sentí de inmediato una gran inquietud, aquel era un barrio poco transcurrido y de muy mala pinta, la casa de enfrente... Ni Siquiera era una casa, es decir, solo era un remolque sin llantas sobre un césped quemado y seco, trague incómoda, el señor Jones bajo de la camioneta y sin esperarlo me ayudó a bajar con cuidado, diría que el piso era muy inestable y los tacones poco ayudan.
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HIBRISTOFILIA|El Sindrome de Bonnie&Clyde
Roman pour Adolescents"El síndrome de Bonnie&Clyde" Un empresario adinerado es acusado de violación además de supuesto tráfico de armas pero el es suspicaz y hábil, sabe bien a quién recurrir para lavarse las manos pese a ser realmente culpable. GaeIn Taylor, un nombre...