[60]

4.1K 625 133
                                    

Evidentemente estudiar y beber no era lo más efectivo para lograr un objetivo, menos si por cada párrafo me bebía una copa entera. Leí la mitad de un libro del cual no recuerdo ni una sola palabra, mi cabeza daba vueltas y era tal mi ebriedad qué había terminado sentada en un rincón de mi oficina bebiendome las últimas gotas de vino como si eso fuera a resolver mis problemas y esta claro que no lo haría pero la amargura me sabe tan bien que me quiero casar con una botella.

No es solo que me asuste la situación, es el hecho de haber sido tan estúpida y confiarme, de perder gran parte de mi tiempo, de haber sido tan dosil, eso es lo que me hace sentir cada vez peor conforme más lo Pienso. Siempre he sido cuidadosa y hostil manteniendome resguardada de cualquier problema pero desde unos meses específicos para acá toda esa astucia se fue al demonio.

Deje la botella vacía a un lado y lleve mis manos a mi rostro para tratar de controlarme, tuve una pequeña crisis pero nada es para siempre y si quiero salir de esta necesito absoluta concentración.

No sabia ni que hora era pero afuera no paraba de escuchar a alguien aporrear la puerta, lo escuche decir mi nombre, lo escuche casi tan desesperado qué parece que estamos conectados, poco a poco mis párpados comenzaban a pesar, tenia un terrible ardor estomacal y mi garganta cada vez mas reseca, tenia ganas de vomitar nuevamente pero no puedo ni siquiera ponerme de pie por más que intente y trato, lo juro pero nada de mi parece querer responder.

Comienzo a tener sueño.

—Maldición Taylor— su voz es tan lejana casi como un eco entre montañas de culpa, no puedo ni siquiera hablar para decirle que por amor de dios no grite o mi cabeza explotara —¡Taylor que fue lo que hizo!

Tan desesperado, tan preocupado, tan sorprendido, tan agobiado y triste sentí sus manos rodear la parte trasera de mis rodillas y mi espalda, sentía que podia volar pero era solo el sujetandome con fuerza mientras desesperado trotaba, lo se por el eco de sus pies golpeando mi loseta, su perfume tan exacto como siempre pino y madera, tan elegante y serio que me resulta ya un olor reconfortante, no puedo decir nada, solo quiero dormir.

Dormir para siempre.

—Puta madre Taylor ¡Despierta!, por favor despierta

Protesto ofuscado mientras inclinaba mi rostro, sentía la loseta fría en mis rodillas, me sentía un pedazo de trapo débil e inservible. Agitó suavemente mis mejillas y palmeo suavemente mi espalda, me sujetaba con tanta fuerza qué el asco se volvía cada vez más intenso no puedo dormir,llevo una de sus manos a mi cuello y comenzó a masajear mientras con la otra sujeto mi cabello enmarañado.

Frunci el ceño y sin más reniego devolví quizás todo el alcohol qué me había bebido casi rojizo y eso era preocupante, parecía sangre aunque no exactamente, los párpados me pesan pero el sueño se vio interrumpido, lo escuche suspirar mucho más calmado así como su mano acaricio mi espalda.

—Dios santo— Alegó ya más tranquilo —Señorita Taylor ¿que cree que hace?— protesto con enfado

Limpio mis labios con un poco de papel —No lo se— balbucee —Bebí un poco

—¿Un poco? ¿de verdad?— cuestionó con ironía —Vi varias botellas vacías junto a usted

Estaba segura de que mi puerta tenia seguro y código de seguridad pero era el señor Jones, el mismo que ya a entrado a mi casa un millón de veces incluso antes de siquiera saber que existía.

—Quitese de aquí— alegue en cuanto jale la palanca del baño —No debería exasperarse tanto, cielos

Recargue mi espalda en la fría loseta del baño y de vuelta suspire

HIBRISTOFILIA|El Sindrome de Bonnie&Clyde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora