- Bonito trasero, fierecilla.
Esa voz.
Y esas botas de vaquero desgastadas traen de golpe un millar de recuerdos a mi cabeza. A tal punto que no me veo capaz de ponerme en pie por mí misma, y tenga que aceptar la mano del hombre que una vez me tuvo gritando su nombre sumida en la pasión.
- ¿Has despertado melancólico o qué?
- De nada, Anaïs. - recalca al percartarse cómo evito todo contacto visual con él. - ¿Qué haces aquí? Supe que tuviste ayer un accidente con Cheyenne.
- Estoy bien. - respondo no queriendo darle más importancia al asunto. - Voy a montar un rato, y no quiero que nadie me lo impida.
- ¿Ni siquiera tu maridito?
Que él se refiera de esa manera a Caleb no consigue más que colmar mi escasa paciencia, y por eso, me veo en la necesidad de enfrentar esa mirada azul cielo que una vez me volvió loca.
- No te atrevas a hablar así de Caleb. - le recrimino. - Respétalo o cállate.
- Tranquila, fierecilla. Lo pillo. - responde con esa sonrisa arrogante en su boca. - Ahora él es tu hombre.
- Xander, deja de llamarme así. - le exijo. - Oye, ¿se puede saber cuando has vuelto a trabajar con mi padre?
- Desde hace un par de meses. - responde mientras acaricia el lomo de Cheyenne. - Gracias por no decirle nada de lo que pasó entre nosotros. Norman no me lo hubiese perdonado.
Claro que no.
Si mi padre se hubiera enterado que uno de sus vaqueros desvirgó a su primogénita, Xander llevaría muerto ya un par de años y yo desterrada a un convento en las afueras de California.
- De hecho, te habría pegado un tiro, pero está bien. - señalo entre risas. - Sin rencores. Lo pasado se queda allí, en el pasado.
- Me equivoqué, Anaïs.
Xander recupera mi atención casi, de inmediato, al oír semejante declaración de su parte. Supongo que el hecho de que se esté acercando a la cuarentena le está afectando más de lo que cree, pero al mismo tiempo, al volver a mirarlo me doy cuenta de que soy yo la única que ha envejecido.
Porque ese espíritu jovial sigue intacto en él.
- Era joven, Xander. Pero sabía lo que hacía cuando me metí en tu cama. - le hago saber. - Yo no me arrepiento. No lo hagas tú.
- No me arrepiento de haberte hecho el amor, Anaïs. - aclara acortando el espacio entre los dos. Mi sangre se altera con su simple cercanía. - Sino de haberme marchado. Eras mi fierecilla encantadora, y lo fastidié todo.
- Eres un capullo. - digo empujándolo lejos de mí. Él no hace más que alumbrar su boca con una sonrisa. - No vas a cambiar nunca, Xander Britt. Te conozco, y más de lo que crees.
- Sólo dime una cosa, fierecilla. Sólo una. - repite arrinconándome contra la pared. Debería apartarlo de mí, pero no me siento con fuerzas. - ¿Has aprendido...cosas nuevas?
- Y encima un sucio pervertido también. - gruño mientras él gime de dolor a causa de la patada que acabo de darle en la espinilla. - Será mejor que controles esa lengua de casanova, Xander. O yo misma te la cortaré.
Opto por dejar mi paseo en caballo para otro momento, y abandono el establo, sin importarme dejar atrás a un dolorido Xander Britt. Al menos, hasta que siento su brazo rodearme la cintura, y como en los viejos tiempos, empieza a girar conmigo en el aire.
![](https://img.wattpad.com/cover/195600245-288-k20204.jpg)
ESTÁS LEYENDO
No me olvides🌾
RomanceAnaïs Coleman tenía la vida que siempre había deseado, con un marido al que amaba y al cuál consideraba el amor de su vida. Caleb era un sueño hecho realidad. Así que, cuando el pequeño fruto de su amor empezó a crecer en el interior de su vientre...