Capítulo 15

1.8K 157 23
                                    

Si les gusta este capítulo, no duden en votar y comentar.

- ¡Se puede saber qué demonios pasa contigo!

Jada O'Brian acaba de entrar hecha una completa furia a mi despacho.

- ¡No me levantes la voz! - exclamo poniéndome en pie. Ella, al instante, se calla. - ¡Qué manera de entrar es esa! Estamos en el trabajo.

Para mi mala suerte ya hemos captado la atención del resto de empleados, pues abandonando su trabajo disimuladamente, no han dudado en regalarnos su atención. Esto me obliga a tomarme la molestia de caminar hacia la puerta, cerrarla, y correr las cortinas con tal de que nadie sea testigo de esta situación tan bochornosa.

- ¿ Acaso tienes algún maldito problema con mi trabajo? - pregunta bastante alterada. - ¿No lo he estado haciendo bien?

- Será mejor que te calmes si lo que pretendes es conseguir algo. - respondo.

Jada abre su archivador y tiende sobre la mesa, el comunicado en el que se le informa que he prescindido de sus servicios en pro de Val, y que ahora será la nueva asistente de Hadid en cuanto éste finalice su baja de paternidad.

- No puedo creer que estés haciendo esto, C.

- Tú y yo no podemos trabajar juntos, Jada. - le hago saber. - Y a las pruebas me remito. Ni siquiera comprendo en qué demonios estaría pensando cuando prescindí de Val.

- Debes haber perdido la razón... - dice cubriendo su boca con la mano algo nerviosa. - ¡Tú no vas a rechazarme, C!

- Yo no te estoy rechazando de ningún modo. - recalco con la poca paciencia que me queda. - Sólo estoy haciendo lo que creo que es correcto. Val fue mi asistente desde el principio, es la mejor en lo suyo, y la quiero de vuelta. Puedes aceptarlo o hacer un drama de esto, pero no voy a cambiar de opinión.

- ¡Traidor! - exclama. Se hace con uno de los adornos de mi escritorio y lo lanza contra la pared. - ¡Maldito traidor!

A duras penas, he podido esquivar su lanzamiento, pero al ver cómo la mujer de pronto se deja caer sobre el sillón y parece estar faltándole el aire, sólo me centro en rebuscar rápidamente en el interior de su bolso esperando encontrar el inhalador del que lleva dependiendo la mitad de su vida.

Espera, ¿cómo he podido recordar eso?

- Respira, Jada. - le digo. Su respiración acelerada empieza a controlarse, y la mujer sólo busca acomodarse mejor sobre el sillón. - Despacio. ¡Ya sabes que no puedes alterarte de esa manera, joder!

- Te sigo importando, C... - dice acariciando mi mejilla.

- Jada. - clama Wade entrando en mi despacho. - ¿Estás bien, cariño?

Jada asiente, y centra sus caricias en su marido, quitándome un enorme peso de encima. Así que, dándoles algo de intimidad, regreso a refugiarme tras mi escritorio a causa de haber sentido su roce demasiado extraño sobre mi piel.

- Llevátela a casa, Wade. - le sugiero. - Está muy alterada.

- ¿Qué quieres hacer tú, cariño? - le pregunta acariciando su frente. - Puedo pedir un taxi, y que te lleve a casa. A descansar.

- Estoy bien, estoy bien. - repite algo débil. - Caleb recordó que necesito mi inhalador. No sé cómo, pero lo hizo.

- ¿Eso es verdad? - me pregunta Wade. - Lo recordaste.

No me olvides🌾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora