Capítulo 13

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Siento la tardanza, y aunque este capítulo no es muy largo, lo más seguro es que el domingo suba otro. Pero es necesario que así sea, por el bien de la historia. Espero que lo comprendáis😊

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Infinitas gracias por leerme💕💕

- ¿Una mañana difícil?

Wade asoma la cabeza tras la puerta de mi despacho rompiendo por completo mi tranquilidad, y toda la concentración que me había costado reunir desde que me incorporé al trabajo esta misma mañana.

- He tenido peores, pero sí. - respondo acomodándome en el asiento. - Ha sido una mañana bastante jodida.

- Quizás no deberías haber vuelto al trabajo tan pronto, C. - comenta Wade tomando asiento frente a mí. - De hecho, puede que no te vinieran mal un par de semanas más de descanso.

- ¡Qué dices! Se me hubiera ido la olla. - respondo abandonando los planos sobre la mesa. - Además, me estaba convirtiendo en un maldito mueble, sólo faltaba que Anaïs empezara a quitarme el polvo.

Wade se echa a reír, y jugueteando con el marco de foto en el que sale Anaïs y mi pequeño Killian, los inspecciona con sus lunas oscuras y vuelve a  dejarlo sobre el escritorio de mala gana.

- ¿No será que ya te aburriste de jugar a la familia feliz? - pregunta en un tono burlón que me sienta como una patada en el estómago.

- Si lo que estás insinuando es que quería volver al trabajo para no ver a Anaïs y a mi hijo, mejor cierra la boca. - le corrijo. - Realmente, no estoy de humor para soportar comentarios tan gilipollas. Y menos de ti, tío.

- Venga, Caleb. - suelta colocándose en esa postura un tanto arrogante. - Que soy yo, Wade.

- Y yo, Caleb, tío. - respondo haciéndole frente. -¿Me has oído?

- Joder, antes no te hubieses puesto así por nada del mundo... - comenta revolviéndose en su asiento. - ¿Qué te está dando Anaïs en esas pastillas?

- ¡Y sigues!

Estoy más que harto de ese tipo de comentarios, no sólo por parte de Wade, sino hasta de Cedryc y de Anaïs. Sí, a veces, hasta mi esposa me mira como si no me reconociera. O como si no conociera al hombre con el que se casó, y son en esos momentos, en los que me hace desconfiar de mí mismo y de lo que fui.

De hecho, me siento como un auténtico bastardo de sólo imaginar la persona que fui antes, y si a consecuencia de eso, le causé algún tipo de dolor a mi propia familia.

- Nunca quisiste que me casara con Anaïs. - suelto entre dientes. - ¿Verdad?

- Siempre creí que podrías elegir una mujer mejor, no lo voy a negar.

- ¿A qué te refieres?

- No lo sé, tío. - responde algo intimidado. - Más como tú. De tu tipo.

- ¿Blanca?

- ¡Sí, blanca! - admite en voz alta. - Nunca creí que querrías llenar el planeta de mestizos.

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