Las cosas cambian

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   Al despertar, Hernán estaba acostado a un costado y mi corazón palpitaba como si no hubiese un mañana, estaba dispuesto a todo en ese momento pero...

Tommy: Hernán!...

Era el tío de Hernán, quien había llegado de improvisto a la cabaña, me quedé en silencio y mirando a Hernán por si despertaba.

Tommy: (entrando en la habitación) hola Seba.

Lo mire y le dirigí una sonrisa un tanto nerviosa, no sabía que hacer, estaba con las pulsaciones tan a tope que me quedé paralizado.

Tommy: ¿Hernán está durmiendo? - pregunto como una voz muy dulce.

Sebastián: Si, aún duerme.

Tommy: ¿quieres tomar algo?

Sebastián: está bien, ¿que tiene para beber?

Tommy: bueno, puesto que aún son menores de edad, solo te puedo ofrecer Soda, jugo, agua o un vaso de Leche.

Sebastián: Leche estaría bien, por favor.

Tommy: No hace falta tanta formalidad, solo dime Tommy y trátame de Tú.

Sebastián: está bien.

No me gustaba mucho que estuviese en ese momento en la casa, puesto que no podría hablar con Hernán a solas con respecto a lo sucedido en la mañana.

Hernán: hola tío, ¿a qué hora llegaste?

Tommy: hace media hora.

Hernán: se suponía que no llegarías hasta el lunes.

Es viernes por la tarde y al parecer a Hernán tampoco le gusto que su tío llegase sin avisar y antes de lo acordado.

Tommy: bueno, veras... tu mamá me pidió que los viniera a ver y no me pude negar a ella, tú sabes cómo se pone cuando se le lleva la contraria.

La verdad es que si da un poco de miedo, bastante miedo diría yo, solo una vez vi a Hernán llevarle la contraria y se llevó un coscorrón por eso.

Hernán: bueno, ahora que ya viste que estamos bien, ¿no podrías irte a otro lado?

Tommy: veo que las cosas no están muy bien, pero si quieres que me quedé en otro lado, será mejor que los deje, y recuerda dejar todo cerrado cuando salgas, no quiero que se metan los animales a la casa.

Hernán parecía bastante molesto, no sabía cómo calmarlo. Pasado un rato y de haber comprobado que su tío se había ido a otro sitio, volvió a estar de buen humor.

Hernán: Disculpa por todo eso, no quería que se quedara aquí con nosotros, no me gusta mucho la idea en verdad.

Sebastián: pero, ¿no crees que fuiste muy malo con el?

Hernán: ¿malo yo?, ¿tú crees que fui malo con el a pesar de todas las cosas que me ha hecho?.

Sebastián: la verdad es que no se mucho de el y tu familia en general, ya que nunca hablas de ellos.

Hernán: será porqué nunca preguntas.

Sebastián: no es para que te enojes, pero si tan solo me contaras las cosas en vez de guardártelas como siempre lo hacer, creo que podría ayudarte si así lo deseas.

Hernán: sabes, quiero estar solo un momento, ¿por que no vas a buscar la leña para poder encender una fogata?.

Así fue como salí y conocí un lado de Hernán que nunca había visto, sin dudas alguna, algo terrible había sucedido entre el  y su tío, pero no quería preguntarle.

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