Y entre mis dedos de nuevo se escapa, una vez más, sin que pueda hacer nada para evitarlo.
Y como una estrella fugaz, cuando te paras a admirar su belleza ya se ha desvanecido.
Vivimos con la certeza de que la felicidad es un estado del que solo se es consciente cuando los últimos rescoldos se están apagando.
¿Y qué hacemos, si no lanzarnos una y otra vez en su búsqueda?
Encantados, saboreando ese masoquista placer que te otorga saber que no podrás ser feliz y a la vez ser consciente de que lo eres.
¿Acaso no es el precio demasiado alto?
No
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Sumidero
OverigDonde va lo que tiene que salir Donde se escribe aquello que se debió decir