Hay momentos en los que, en esta vida, uno tiende a suponer la situación inversa a la que vive por ser esta más llevadera. Escrito suena confuso, me explicaré mejor:
¿No es más fácil suponer, digamos, practicando un deporte como el tenis, que tu oponente te ha ganado de paliza, porque estaba otro nivel, en vez de reconocer que has perdido por una sucesión de tus propios errores? ¿O no es más fácil decir que un profesor se ha pasado, en vez de admitir que el examen no estaba suficientemente preparado?
A esto me refiero. Ingenuos consuelos que nos permitimos creer para que las banalidades de la vida nos afecten en su justa medida.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando estamos empleando el mismo método con algo realmente importante? Simple. Exactamente lo mismo. Podrás esconderlo detrás de un bosque de gente tan frondoso como desees, pero eso no cambiará la realidad.
Y es que, amigo, no echas de menos amar. Echas de menos ser amado.

ESTÁS LEYENDO
Sumidero
RandomDonde va lo que tiene que salir Donde se escribe aquello que se debió decir