Imparable

9 0 0
                                    

Desde el momento en que decides encenderlo, no hay marcha atrás. Con cada calada, imparable, se desvanece algo que no volverá. Pero qué importa, hace nada que lo has encendido. Con fruición, le exiges hasta su límite, y al ser consciente de lo rápido que se está consumiendo, te fuerzas a bajar el ritmo.

Pero ya es tarde. Aunque lo dejes tranquilo, desde que decidiste encenderlo no hay vuelta atrás. Por sí solo, inexorable, se pierde en el aire, no importa cuánto lo trates de proteger. Así que, ¿por qué no? Si va a ser el aire quien se lo lleve igualmente, prefieres retomar lo que empezaste. Aspiras y aspiras, mientras indolente se aboca a un destino ya sellado. La mitad, un cuarto, ya apenas roza el filtro. Así que, tan repentino como empezó, lo apagas, agradeciendo cada centímetro que te ha aportado, despedida de un compañero escrita al salir de la caja.

¿Y qué vas a hacer? ¿Quedarte en los recuerdos de quien estuvo pero ya se fue?

No. Enciendes otro, abres otro ciclo, redactas un nuevo final.

SumideroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora