Cinco minutos.
Cinco minutos era el tiempo que llevaba ahí sentada en esta habitación totalmente sola.
Escuchaba gritos a través de la puerta,y aunque más de una vez me hubiera gustado abrirla,no lo hice.
¡Al diablo!
Levanté mi trasero del sofá y abrí sigilosamente la puerta,sacando la cabeza y observando que no hubiera nadie por el camino.
Sonreí victoriosa al ver vía libre,y sin pensarlo, salí de esa solitaria habitación.
Caminé con prisa por el pasillo,hasta llegar a una masa de personas que alardeaban en dirección al ring,donde Stephen se encontraba de espaldas.
Aproveché eso,he inspeccioné la habitación lo máximo que pude.
Caminé entre la gente,pegando empujones para pasar,hasta llegar a una especie de barra improvisada donde detrás se encontraba una chica de pelo violeta.
Me sonrió mientras se acercaba hacia mi.
—Una cerveza -pedí incómoda jugando con mis dedos.
—Enseguida -la chica se giró y me entregó un botellín.
Le sonreí en forma de agradecimiento,mientras me daba la vuelta y caminaba.
Iba observando a mis espaldas,hasta que me choqué contra algo duro,muy duro.
Retrocedí varios pasos haciendo que mi botellín se cayera y manchara parte de mi falda y zapatos.
Cerré los ojos,dispuesta a tocar el suelo con mi culo,pero unas manos en mi cintura,hizo que abriera los ojos asustada,encontrándome con unos ojos marrones que me observaba con curiosidad.
—¿Estás bien Allyson?
—Sí,sí,estoy ... -cerré los ojos pensando en sus palabras.
¿Me acababa de llamar por mi nombre?
¿Acaso nos conocíamos?Una mueca se implantó por mi cara, mientras que un escalofrío recorría lo largo de mi espalda.
Sonreí incómoda,quitando sus manos de encima mía.
—Sí, de echo,yo ya me iba -di media vuelta lo más rápido que pude,pero me agarró de la muñeca,obligándome a girar sobre mi misma,mientras que me miraba con una sonrisa burlona.
—¿Ya te vas?
Mis labios se abrieron formando una mueca.
Sentí algo frío en mi vientre,que hizo que bajara la mirada.Algo de metal brillaba.
Una pistola, me estaba apuntando con una pistola.
Tragué duro mientras veía su sonrisa burlona y me empujaba entre la gente,mientras a mi no me salían las palabras de la boca.
Quería gritar pero en vez de eso lágrimas bajaban por mis ojos.
El chico abrió una puerta y me empujó hacia el interior,chocando contra el frío suelo.
Cerró la puerta con pestillo y se giró observándome.—Al fin nos conocemos. Había escuchado que eras guapa,pero no me llegué a imaginar cuento -se fue acercando a mi,mientras,yo intentaba retroceder todavía en el suelo - ¿Sabes? Todo esto es culpa de tu novio. Yo le avisé, pero el decidió pasar de mi advertencia,y ahora,bueno,ahora va a ver que yo nunca miento.
Levantó su arma hasta la altura de mi frente y sonrió.
Mi corazón empezó a latir más deprisa mientras negaba varias veces,incapaz de creer lo que estaba a punto de pasar.
Cerré los ojos por inercia mientras lloraba desconsoladamente con el corazón en la garganta.
Este seria mi último momento.
Recuerdos pasaron por mi mente;cuando Madison dijo su primera palabra,cuando aprendí a montar en bicicleta yo sola,los momentos familiares tan agusto...
Esos momentos que ya no podré volver a vivir.
¡Bum!
Un dolor interno se hizo inmediato en mi pierna.
Abrí los ojos gritando.
Me había disparado en el muslo.—¿Pensabas que iba a matarte sin jugar un poco antes? -sonrió guardando su pistola.
Apreté mi mandíbula mientras que el dolor se iba haciendo más doloroso.
—¡Pedazo hijo de puta!
Stephen entró por la puerta sudado.
Se tiró encima del tío y empezó a pegarle.Mis ojos se iban cerrando, y por más que quisiera levantarme y abrazar a Stephen, mi cuerpo no reaccionaba.
Poll entró con el móvil en la oreja mientras asentía.
Mis ojos terminaron por cerrarse,no podía abrirlos.
Tan solo había oscuridad a mi alrededor, y por más que intentara,no había nada.
La pierna me dejó de doler.
El cuerpo me dejó de doler.
No sentía nada,absolutamente nada.Me sentía tranquila y relajada.
Escuchaba voces lejanas pero cada vez se sentían con más distancia,hasta tal punto,que dejé de sentirlas.
Estaba consciente y a la vez no lo estaba.
Quería volver abrir los ojos,aunque sufriera,quería volver a ver a Stephen, y besarlo hasta saciarme.Cosa imposible,porque nunca me iba a terminar de hartar de él.
Es como una especie de droga,una vez que la pruebas,se te agarra a la médula y no te suelta,pero tu lo disfrutas,lo sientes y lo vives.
Es cierto eso de que solo se vive una vez,porque una vez que cierras los ojos,no sabes lo que va a pasar cuando los abras.
Aunque,¿quién piensa que mañana podría morir?
Nadie,absolutamente nadie,pensamos en un futuro y planeamos hasta el mínimo detalle,sin saber que nos puede deparar el destino.
Y si este es mi destino,joder,verdaderamente me gustaría que cambiara,aunque si me hubieran dado a elegir,a esto quien le pasaría,si a Stephen o a mí,hubiera elegido esto,que me pasara a mi.
Por que las personas somos egoístas, pensamos que así la otra persona sufriría menos,que estaría mejor,pero,¿verdaderamente es así?
Puede,pero elegimos esa opción por el simple echo de así, nosotros no sufririamos la pérdida de nadie,dejando a la otra persona mal,con remordimientos.Y eso es lo que yo estaba haciendo.
Estaba dejando a Stephen, a Daniella, a Melissa, a Matt,a Dylan,a Poll,a Lucas...
Estaba dejando todos los momentos que pasamos juntos,dejando los momentos en los cuales Matt cantaba de camino a casa y empezaba a desafinar,dejando las cenas importantes de familia que casi siempre terminan en disputas,dejando los momentos en la cafetería donde Poll se comía todos los paquetes de patatas fritas posibles,dejando los momentos de las tiendas de ropa...
Lo estaba dejando todo,y solo por no haberme quedado en esa habitación, o por no haber gritado.
Mi vida se desvanecía, y podía haberlo evitado pero aún así no lo hice.
Y ya no había marcha atrás.

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Diferente
Romansa-¡Tengo miedo joder! - exclamé - ¡Tengo miedo de que algo malo te pase,no quiero perderte! ¡No quiero volver a despertar sin ti,no quiero,por favor,no lo hagas! -Tranquila,no me vas a perder, juro que no te desarás de mi tan fácilmente - susurró mie...