Capítulo 15

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La noche pasó rápida.
A Lidya le encantó la noche. Sopló las velas y después fue abriendo regalo por regalo. Le encantó el regalo que le hicimos, y nos lo agradeció. Estuve toda la velada al lado de Stephen.
A las cinco de la mañana nos despedimos de todos y las chicas y yo nos fuimos hacia nuestras casas.
Tan solo llegar me acosté en la cama y caí profundamente dormida.

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Me desperté por unos ruidos provenientes de la primera planta.
Bufé y me levanté de la cama.
Me quité el  vestido, ya que tan solo llegar me acosté todavía vestida y maquillada. Entré al baño y me mire en el espejo.

¿¡Ésta soy yo!?
¡Parezco una mofeta!
Tenía todo el maquillaje corrido,parecía que tenía puesto un antifaz negro.
Me metí en la ducha y me quité todo rastro de maquillaje.
Salí del baño enrollada en una toalla.
Me sequé el pelo con el secador y me vestí con algo cómodo, ya que no tenía pensado salir de casa.
Me puse unos pantalones deportivos blancos,una camiseta azul marina de mangas cortas que dejaba al aire mi abdomen,y unas deportivas blancas.
Me peine y dejé suelto mi pelo.

Bajé las escaleras y me encontré con mi prima Nina

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Bajé las escaleras y me encontré con mi prima Nina.

—Buenos días -saludé perezosamente.

Mi prima sonrió y me devolvió el saludo.

—¿Te puedo pedir un favor? -pidió en un susurro.

—Claro,dime.

—¿Me acompañas a comprarme el traje de novia por favor?

—¡Claro que sí! -respondí entusiasmada mientras que sonreía por la petición de mi prima.

Nina río y me abrazó. Se notaba que estaba muy feliz y enamorada de ese chico.

—Pues desayuna rápido y vamos,así de paso compramos también el ramo de flores.

Comí como un rallo. Tan rápido que me agravante varias veces y acabé echando un poco de leche por la nariz.

—¡JAJAJAJAJAJA! ¡Ay Dios mío! ¿Estás bien? -preguntó entre risas Nina.

—Ahhh...escuece...- dije mientras me intentaba dar aire con la mano en dirección a la nariz.

Tardé como una media hora para que pudiera respirar con normalidad y mi prima dejase de burlarse de mi.
Después, Nina,cogió las llaves de su coche y fuimos a una tienda en el centro de la ciudad.

—Hola,buenas -dijo Nina tan solo entrar.

Una mujer de unos cuarenta y ocho años nos saludó amablemente y dijo que escogiéramos con total libertad,y si tuvieras cualquier problema,que la llamásemos.

Andamos por el interior de la tienda durante unos veinte minutos.
Fue probándose vestido por vestido,pero ninguno le llegaba a gustar del todo.

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