Nephilim

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La adrenalina corre por su cuerpo quemando sus venas.

Jadeos salen de sus labios entreabiertos mientras su respiración se agita con cada embiste recibido.

Sus uñas dejan marcas en la piel dura y flexible, muestras de la pasión que desbordaba en gemidos y jadeos seductores.

—¡Mierda! ¡Aaah! ¡Estás tan mojada!

Sella los labios ajenos en un beso exigente, sedienta de él, como si el tenerlo dentro de sí no fuera suficiente. Necesitaba más, mucho más.

—Quiero... ¡Dame todo de ti, Katsuki!

—No pensaba hacer menos, cara de ángel. —Murmuro entre dientes, no podía hablar.

La embistió con todas sus fuerzas,  salia y entraba con una facilidad enloquecedora. Sujetó sus caderas con tal fuerza, que sus dedos quedarían marcados en la nívea piel femenina, mordió los labios de la chica mientras sus alientos se entremezclaban.

Necesitaba marcarla, que todos los putos mortales supieran que esa mujer era suya, que ningún pendejo humano pondría nunca sus manos sobre ella... Ni siquiera un maldito ángel.

Ochako, una ángel que había caído al enamorarse del malhumorado y muy mal hablado cenizo.

Katsuki, un humano que vivía solo y le valía pito la vida. Solo deseaba una cosa: ser el mejor luchador de artes marciales mixtas de todo el mundo.

Dos seres que nunca debían verse ni tocarse, mucho menos amarse...

El pecado es más exquisito si es prohibido.

Los encantos femeninos hicieron ceder al campeón nacional y los hábitos groseros, pero sinceros, encantaron a la ángel.

Pronto las miradas coquetas pasaron a roces, luego fueron caricias leves antes de perderse entre la ropa del otro.

Ochako se entregó al humano, olvidando sus divinas obligaciones.

Katsuki paso de largo el que ella no fuera humana, la quería para el sin importar nada.

Esa mujer era y sería suya.

Meses después de su pecado, de entregarse piel con piel y perderse en el cuerpo ajeno, nació una niña.

Una pequeña que tendría las virtudes de su madre y las habilidades de su padre.

Una bebé con poderes de ángel y cuerpo de humana.

Hana Bakugou... Una nephilim pura, nacida de la unión de un ángel y un humano.

La pequeña que sería la perfecta combinación de ellos. La niña que demostraría el amor entre dos seres diferentes era posible.

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