Histeria

487 56 2
                                    


Golpeo con suavidad la puerta blanca antes de tomar el picaporte en su mano y abrir la puerta lentamente.

—Buenos días, Señor Bakugou. —Cerró la puerta en cuanto estuvo totalmente adentro de la habitación— ¿Que tal esta el día de hoy?

Acostumbrada como lo estaba al silencio sepulcral del rubio, camino hasta la ventana del cuarto para poder correr las ventanas y que así entrara un poco de luz a aquel lugar tan obscuro.

—Muy bien, veamos como va con sus alimentos... —Tomo las hojas que se encontraban sobre la mesa junto a la puerta— Bien, veo que se ha tomado todo como debe. Eso es excelente. —Sonrío tenuemente antes de levantar su vista hacia el hombre, que estaba sentado en la cama con la mirada clavada en las sabanas, mientras acomodaba las hojas en el folder que llevaba entre sus manos— Esta mejorando mucho señor Bakugou. Ahora ¿Hay algo de lo que quiera hablar?

—Quiero un plato de mochis de fresa... —Su voz fue seca, mucho mas grave de lo que antes fue—  Ahora.

—No es sano comer dulces tan temprano. Son... —Giro su muñeca para poder ver la hora en su reloj— las nueve de la mañana. Mas tarde comerá los mochis que quiera.

—No te pregunte, te ordene que me trajeras esas mierdas. —Finalmente levanto la vista de la cama hacia el rostro de la mujer que estaba de pie frente a el— Ve, ahora.

—¿Y por que tienen que ser mochis? —Anoto algunas cosas dentro del folder— Puedo traerle las fresas ...

—¡Te dije que quiero mochis, con una mierda! —Le lanzo sus zapatos y algunas almohadas que tenia en su espalda— ¡Haz lo que te dije, carajo!

—¡Primero debe de comer algo antes de los mochis! —Esquivo lo que le lanzaba el hombre— ¡Beba su té de Yambul!

—¡No soy un maldito mocoso al que le puedes mandar! 

La mujer detecto a tiempo como las manos de Bakugou se cerraban en puños con fuerza, haciéndola suspirar. —Bien, le traeré mochis, pero debe tomarse el té primero.



Luego de una hora, Katsuki dormía en su cama. 

—Cuando damos dos pasos adelante, brincas diez metros atrás, papá. —Murmuro mientras tomaba la bandeja con los platos sucios y salia de la habitación.

Mientras andaba por los pasillos de aquella casa que durante su infancia también fue suya, comenzó a recordar lo que alguna vez fue la vida de sus padres. En las escaleras que llevaban a la primera planta había fotografías suyas de sus progenitores, se detuvo a mitad de camino cuando entre todas las imágenes, encontró la que se habían tomado el día de su boda.

—Aun le haces falta... ojala estuvieras aquí, mamá...



Era su ultimo patrullaje antes de celebrar su aniversario numero veinte y anunciar su retiro del mundo de los héroes.

Ochako y él estaban entusiasmados por ese viaje a las montañas, pues sería el inicio de su nueva vida. Ella por fin ansiaba descansar en casa y poder comenzar a trabajar junto a su esposo en el lugar donde se conocieron. Ambos estaban por entrar a U.A. como profesores para preparar a quienes serian los nuevos héroes.

Katsuki quería relajarse un poco, después de todo, sus propios hijos se habían graduado de aquella escuela y estaban haciendo su propio camino para ser los número uno como lo fueron sus progenitores en su momento. Había cumplido con todas y cada una de sus metas planteadas desde que fuera adolescente: ser el primero de su clase, graduarse como el mejor alumno, ser el héroe numero uno, casarse con una de las mejores heroínas del país, que sus hijos fueran los mejores, hacer feliz a su familia, poder mantenerlos a salvo y en buenas condiciones. Estaba mas que satisfecho.

Pero nadie lo preparo para enfrentar a un enemigo como aquel...

Y todo paso demasiado rápido.

Un terremoto azoto la ciudad, ellos ayudaron a los ciudadanos que estaban cerca de su localización. Ella uso su quirk para salvar a cuantos pudo, el uso sus explosiones a nivel bajo para poder abrirles paso.

Fueron los dos minutos mas largos en la vida de ambos, pero habían cumplido con su labor, salvaron a todos los civiles, durante los últimos momentos, Uravity salía del edificio mientras sujetaba a un niño de no mas de tres años para ayudarlo a escapar, Ground Zero estaba bastante lejos de ellos, tratando de mantener a la gente en un lugar seguro.

Las columnas fallaron en el último segundo, pero no fue hasta el grito de Bakugou que Ochako lo supo: no saldría de esa.

Katsuki, ignorando sus propias advertencias, corrió hasta el lugar donde se haba desplomado lo que restaba de aquel edificio, quito grandes y pesados bloques de escombros hasta notar que algunos no pesaban nada. Supo que estaba cerca de su esposa, pero no por mucho tiempo.

Uravity mantenía una mano levantada hacia arriba y con la otra mano mantenía al niño pequeño entre sus brazos.

Lo que sucedió a continuación fue confuso y demasiado borroso para su cerebro.

Ochako entregándole al niño.

El intentando sacarla de aquel pequeño agujero.

Una enorme piedra aplastaba su cuerpo de la cintura hacia abajo.

Ella dándole una ultima sonrisa.

El gritando que no se rindiera.

Alguien jalándolo lejos de aquel lugar.

Ochako desapareciendo debajo de las piedras mientras su garganta se desangraba por los gritos.

La histeria se apodero de el haciéndolo golpear a bastantes civiles.

Deku llegando para calmarlo y después de ahí, todo fue negro hasta el día de hoy.



—No te preocupes mamá, cuidaremos a papá como tu lo hubieras hecho. —Continuo bajando las escaleras hasta la cocina.

Debía buscar la miel y los sobres de té para que su padre pudiera calmarse y seguir con su vida, la histeria no podía seguir gobernando su vida después de casi cinco años de aquel día. 

Él tenía que seguir adelante por si mismo, así lo habría querido su madre.

🔸〰️ Fictober 〰️🔸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora