《1》

27.4K 2.9K 285
                                    

Son pasadas las doce de la madrugada cuando estoy en frente de su casa, ocupa casi toda la cuadra, es grande y bonita de dos pisos, color crema con acabados de madera y un portón de acero. Llamo varias veces hasta que la voz de Jessica suena por el parlante a mi lado.

—¡Carajo! ¡¿A caso no sabes que hora es?! —Jessica dice molesta.

Me siento indeciso y nervioso por lo que pudiera pasar, que no tomo en cuenta el tono con el que me responde. ¿Y si regreso a casa y pienso en otra manera de solucionar mis problemas? Tiene que haber otra cosa que pueda ser. Joder. A quien engaño, no había más.

—Soy yo... Jimin —digo al fin.

¿Y si Jessica solo estaba jugando al proponerme ser prepago y ahora sale y se ríe en mi cara por la gran broma que me jugó? No soy tan bonito como dijo, ni tampoco tengo buen cuerpo. Tengo tantas ideas en mi mente.

Jessica sale de su casa cubierta solo por una bata de seda fina color rosa, y no sé si me mira alegre o sorprendida.

—Vaya, no pensé que vendrías tan rápido —dice engreída.

¿Estaba tan segura de que vendría?

Me muerdo el labio, mis manos me sudan y estoy un poco tembloroso, me doy cuenta en ese instante que hace frío, por los nervios y las prisas no he traído suéter.

—Anda, entra —me dice abriendo el portón. No digo nada mientras camino detrás de ella.

Jamás he estado antes ahí, pero me sorprendo al ver lo bonita, grande y lujosa que es su casa, por un momento me pregunto si tendré algo así algún día.

—No preguntaré a lo que has venido por que es demasiado obvio, solo te diré que es la mejor decisión que has tomado en tu vida. —Me giro para verla y está sonriendo. Yo no pienso lo mismo, es la peor y más demente decisión que he tomado en mi vida, pero no veo otra salida.

—Solo lo haré una vez. —Lo he estado pensado desde que salí de casa, no quiero esta vida para mí.

—¿Cómo? —Su sonrisa se borra y ahora me mira con el ceño fruncido. Confusión es todo lo que veo en su rostro.

—Eso... Que solo me rentaré una vez y no lo haré más. —Poco a poco se van estirando la comisura de sus labios, hasta que suelta una carcajada escandalosa y se sienta sobre uno de los sofás de cuero, mientras se toma el estómago.

—Pequeño, eres tan ridículamente incrédulo, no me hagas reír. —Cambia su expresión a una sería—. Una vez que entres a este tipo de vida será muy difícil que salgas así porque sí, pero está bien, lo respeto. Solo una vez... Si puedes. —Me mira desde abajo, de nuevo con su sonrisa burlesca.

Ruedo los ojos, yo seré la excepción, ya lo verá.

—Bueno ya está. ¿Cuánto me pagarás? —lo he dicho, el dinero es lo único que me importa.

—Vamos con calma, primero tienes que tomarte unas fotos subidas de tono, luego las promocionaré por mi círculo de clientes y llegará el que quiera rentarte. —Suelto un mohín nada convencido. Jessica mira su celular, no pensé que tendría que esperar tanto.

—¿Y eso cuanto tardará? —Me mira, esta vez escudriñándome.

—No lo sé, dos, tres semanas.

Cierro mis ojos desanimado, es demasiado tiempo.

—¡Oh!... Debí imaginar que no vendrías a mí si no fuera un asunto de vida o muerte. ¿No es así? —Ha captado mi urgencia y para qué le digo que no si, sí. La salud de mi mamá es un claro ejemplo de vida o muerte.

✼𝓔𝓵 𝓟𝓻𝓮𝓹𝓪𝓰𝓸✼ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora