Nightmares - Shaun vs Shun x Hyoga

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— ¡Tiene que ser un chiste! ¿¡Cómo que podría no seguir con vida el próximo mes!?

Preguntó Shaun con exaltación, no podía creer lo que estaba oyendo, tenía que ser una broma, ella no podía morir.
Hades notó el rostro preocupado de la chica, ver el sufrimiento en rostros ajenos le causaba gracia y está vez no era la excepción, engañar a una mentirosa era demasiado satisfactorio.

— verás, jamás hubo un trato como tal, todo fue un plan entre Athena y yo para poner a prueba tu lealtad ¿Quieres saber porqué? Simple, ella jamás confió en ti y acudió a mi ayuda para ponerte a prueba, si hubieras rechazado mi trato desde un inicio entonces la prueba habría sido superada con éxito. Claro que Athena podía detener todo cuando quisiera, sin embargo no lo hizo... ¿Quieres saber porqué?

Justamente cuando estaba a punto de continuar su relato, apareció detrás de él la Diosa Athena, quién no se encontraba para nada feliz, su mirada reflejaba absoluta tristeza y decepción al ver a su ex caballero de Andrómeda.

Shaun tembló al verla, eso significa que Athena siempre supo de sus intenciones; no podía creerlo, incluso el mismísimo Dios del inframundo y su propia Diosa se burlaban de ella.

— Hades, es suficiente, deja que yo me encargue

Habló con calma la Diosa, quién venía acompañada de Ikki, Seiya y Shiryu.

— Athena, por favor, debe saber que no fue mi intención, todo fue culpa de Hades... ¡Él me manipuló!

Asustada comenzó a llorar de desesperación, tratando inútilmente que Athena tuviera piedad y la perdone. Hades sonrió al ver su desesperación, no podía caer más bajo.

— ¿Arrepentida? Creo que olvidaste las palabras que dijiste antes, que no te importaba en absoluto nada lo que hacías y cuánta gente lastimaste, tú misma lo dijiste con tus propias palabras, incluso te burlaste de la saintia de camaleón

Shaun lloró amargamente y con rabia en su mirada miró al Dios del inframundo.

— ¡Cállate! ¡No pongas palabras en mi boca!

Athena dejó escapar un suspiro de fastidio y elevando su cosmos llamó la atención de todos para comenzar a hablar.

— prosiguiendo a lo que Hades dijo, es verdad, todo fue una prueba para ver tu lealtad, yo siempre supe que no eras tú el niño que enviamos y sin embargo estaba dispuesta a perdonarte si demostrabas se complemente leal. Sí, pude detener todo cuando quisiera, pero muy en el fondo tenía esperanza, esperanza que en tu corazón encontraras el arrepentimiento y decidieras que esté era el camino equivocado, sin embargo, cuando mataste a June también lo hicieron mis esperanzas, incluso la armadura te dió la espalda al reconocer la maldad de tu corazón y reconoció a Shun como su digno dueño.

Shaun cayó de rodillas y las lágrimas una vez más comenzaron a brotar, sus ojos ya estaban cansados de tantas lágrimas que derramaban. Ella buscó la mirada de su Diosa, esperaba que la perdone y le diera una oportunidad, demostrar que podía hacer las cosas bien.

— Athena, por favor, perdoneme, estoy completamente arrepentida de todo lo que he hecho...

Pero Athena no respondió, ni siquiera la miró directamente, ella simplemente intercambió miradas con el Dios del inframundo, dando a entender que le dejaba todo en sus manos.

— Athena ha decidido darte la espalda, no eres digna de estar en sus filas y tampoco mereces ser uno de mis espectros, ni uno sólo de mis hermanos se atrevería a tener una escoria como tú en sus tropas, pero en vista del poco tiempo de vida que te queda ¡Ooooh! Casi lo olvidaba, siempre supe que tú intención era matarme, por eso decidí ponerte una condición en el contrato, entre más cosmos consumas para ejecutar cualquiera de tus habilidades o las mías, también consumirías energía vital, creo que a estas alturas sería un auténtico milagro que llegues con vida al próximo mes. Y si fuera tú no atacaría, eso solamente te resta más tiempo

Shun miraba con lástima como esa chica era castigada, veía la cara de satisfacción de su hermano, Seiya, Shiryu y hasta de su cisne, todos parecían disfrutar su sufrimiento.
Hyoga le abrazó con fuerza y besó su mejilla, con una mirada le dió a entender que todo había acabado, ahora era un caballero de Athena realmente, ahora era libre de recuperar el tiempo perdido.

— en vista que pronto morirás, Minos por lo general se encarga de juzgar a las almas, pero por hoy haré una excepción. Pasarás 6,000 años en el séptimo círculo del infierno, 3,000 años en el anillo exterior donde yacen quienes se dejaron llevar en vida por la violencia, y otros 3,000 años en el anillo interior, ya que trataste de antentar contra la vida de un Dios. Pero para nada es suficiente castigo, una vez cumplida la condena, pasarás toda la eternidad en el noveno círculo donde yacen aquellos que en vida traicionaron a todos aquellos que creían en ellos, pasarás toda la eternidad en Caina, Antenora, Ptolomea y Judeca, cuando tu alma reflexione sobre todo lo que has hecho tendrás derecho a descansar sólo un minuto en los campos Elíseos, y si fuera tú disfrutaría el momento porque será la primera y última vez que pisaras esa tierra sagrada, después volverás a tu castigo en el noveno círculo...

Acompañada de esa explicación, el Dios del inframundo rió con burla la ver el rostro mojado en lágrimas de Shaun.

— Shaun, dime... ¿Hubo alguien en tu infancia que fue muy especial para ti?

Preguntó está vez Athena, quién caminó hacia ella poniéndose de rodillas frente a ella.
A la mente de la mencionada llegó el recuerdo de ese dulce niño de cabellos rubios, aquel que desapareció sin dar demasiados motivos pero que siempre lo llevó en su corazón.

— sí, pero jamás le pregunté su nombre...

Respondió ella con tristeza, su único consuelo ahora era la cálida sonrisa que recordaba de ese niño.

— él creció y entrenó para convertirse en un caballero de Athena, de hecho... Tú y él estuvieron en el mismo lugar de entretenimiento.

Los ojos de Shaun se iluminaron instantáneamente, finalmente un pequeño brillo de esperanza en medio de está tormenta.

— Athena, yo sé que mi muerte y mi castigo será inevitable, pero por favor... Permítame verlo una vez más, por favor, quiero ver su rostro y preguntarle su nombre; de esa manera podré soportar el dolor de mi castigo y estaré en paz así mi alma tenga que arder en las llamas eternas del infierno...

Shaun trató de sonreír a pesar de la tristeza de su corazón, ella quería realmente verlo, agradecerle todo lo que hizo por ella, por detenerse a salvarla cuando todos le dieron la espalda.
Athena miraba seria a la chica, era momento de decirle la verdad.

— ese niño cuando perdió a su familia comenzó a entrenar para ser mi caballero, él obtuvo una armadura y se convirtió en el santo de camaleón, el nombre de ese niño era June, una chica, ella jamás dejó de buscarte, June acudió a mi para solicitar mi ayuda y localizarte, desgraciadamente ella murió y por fortuna lo hizo sin saber que su asesino era la misma niña inocente que salvó ese día de verano...

El corazón de Shaun se rompió en mil pedazos al oír tal verdad, había matado a la persona que tanto había buscado, aquella a la que le debía la mitad de su vida y a quien le debía todo lo que sabía sobre defensa personal.

— n...no... No puede ser, es mentira ¡Tiene que ser mentira!

Gritó la chica con desesperación, esto era demasiado para ella. Athena le entregó una fotografía, en ella estaba el pequeño niño, sólo que en la fotografía le veía con el cabello más largo y traía un adorable vestido rosa, Shaun reconoció al instante ese rostro, era exactamente el mismo de ese niño. Sus esperanzas entonces murieron, ya no había razón para seguir viviendo, había sido traicionada por su madre, quién la abandonó una mañana en un parque al no tener los recursos para mantenerla, la persona que consideró su hermano y el chico que amaba se habían burlado de ella y jugado con sus sentimientos, Hades se burló de ella, Athena también lo hizo y ahora estaba muriendo, la única persona que creyó en ella, quién la rescató y la cuidó, la había manipulado y sin piedad había acabado con su vida. ¿Qué sentido tenía seguir viviendo? Toda su vida era un error; en su mente podía oír la risa cruel de todos los presentes, todos reía y reían a carcajadas por su desgracia, todos se habían burlado de ella, no había nadie que tuviera piedad de ella.

— supongo que esté es mi castigo, si es así... Creo que no suena tan mal, estoy donde merezco estar...