Dos.

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Jungkook

El reloj marcaba las tres de la mañana, siempre me levanto a la misma hora desde que vivo solo, supongo que es por los recuerdos que albergan mi mente, de lo que antes fue mi vida, decidido en cerrar mis ojos para volver a dormir, el mismo sueño llegaba a mi, fastidiandome:

—¡Jungkook ven acá! —los gritos de mi padre se escuchaban por toda la casa.

—No tengo nada que hablar. —tomé aire—, dejame tranquilo de una vez. —dije firme, mirándolo con furia.

—Eres un inútil, no sirves para nada, me da vergüenza admitir que eres mi hijo-—no eres el único al que le da vergüenza admitir de quien soy hijo, pensé.

—Entonces por qué no te vas, formas otra familia y nos dejas vivir en paz a mi mamá, a mi.

Mi padre me miro, se acercó con demasiada furia hacia mí y estaba listo para recibir el golpe que me era destinado, pero en lugar de eso divisé a mi madre corriendo hacia el con una lágrimas en sus mejillas, llegando donde mi padre, ella evitó el gran golpe que el deseaba darme.

—¡Por favor no lo hagas, el es nuestro hijo! - gritaba mi madre con más lágrimas en los ojos.

—Sueltame estúpida! — le grito a mi madre—tu eres una inútil igual que tu hijo, me dan asco—y dicho esto le dio una bofetada que la lanzó al suelo.

Reaccione y lo único que hice fue golpearlo en la cara como se merece, ¿como fue capaz de golpear a mi madre de esa forma? Me da vergüenza saber que es mi padre, y haberla pegado, fue la gota que derramó el vaso.

Con los estúpidos recuerdos, fue imposible dormir, saqué las sábanas de mi cuerpo y fui por un vaso de agua, lo bueno de vivir solo esque puedo levantarme cuando yo quiera, mire la hora, y el reloj marcaba las cinco de la mañana, odio las noches en las que los malditos recuerdos no me dejan dormir nada.

Cómo no pude dormir nada, decidí en arreglarme para ir al trabajo, vi mi armario, y saqué una camisa blanca con unos jeans negros, y unos tenis, saliendo de mi casa de camino al restaurante, iba no muy entusiasmado, tengo ya veintiún años, y no puedo tener un trabajo bueno, con economía sustentable, y así. Pero no, nunca fui un chico estudioso, mucho menos aplicado, y eso no me ayudó mucho.

(••)

—Está bien, solo porque me gusta divertirme. —dije por el otro lado de la línea.

—¡No tardes Kookie! —gritó Jimin por la otra línea telefónica.

—Yo nunca tardo—reí—adiós, estoy trabajando. —rápido alejé mi celular de mi oído, viendo aquel anciano que se acercaba a mi, con mirada de enojo.

—¡Jungkook! —gritó.

Solo sonreí mostrando mis dientes, algo nervioso. Aquel viejo se llama Seung, es mi jefe. Mi otro padre, por así decirlo.

—Muchacho, sabes bien que no puedes desconcertarte. —dijo con una ceja alzada.

—¡Lo siento, fue una emergencia! —alcé mis hombros de forma "tierna"

—Esta bien, ¡A trabajar! —gritó.

—¡A la orden!

Seung es un señor que me considera como su hijo, prácticamente me ayudo a sobresalir cuando decidí vivir sin mis padres. Cuando tenía diecisiete, siempre venía a comer aquí, por casualidad, ahora trabajo aquí.

Butterfly. ✨ᴊᴜηɢᴋᴏᴏᴋ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora