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Jin frunció el ceño molesto mientras lavaba la loza de la cena. Hobi estaba durmiendo hace un buen rato en su habitación y el rubio tenía un montón de cosas que hacer antes de dormir.

Cerró la llave y sin secarse las manos llegó hasta la sala. Su marido estaba en su sofá mirando televisión.

—¿Porqué no recoges los juguetes? Todavía tengo que guardar los platos y sacar la ropa de la lavadora.

—Yo hoy trabajé todo el día, estoy cansado ¿Que hiciste tú hoy?

Jin siempre había odiado lo poco valorado que era por su esposo. Él siempre trataba de tener la casa en orden pero con Hobi tirando todo por todos lados era muy díficil mantener la casa impecable.

—¿Qué crees que hice? He estado lavando ropa todo el día o qué ¿acaso no usas ropa limpia y planchada todos los días?

—Solo estás aquí en la casa, yo salgo a estresarme, sabes que mi trabajo es bajo presión y aún así me molestas cuando llego a casa.

—Solo estoy aquí. Claro, seguramente las cosas se hacen solas —reprimió las ganas de llorar que tenía, la situación en su casa estaba fuera de control. Él cada vez tenía menos ganas de estar cerca de ese hombre.

—¿Tienes que ser tan dramático siempre? —Sungmin se levantó del sofá y de mala manera tomó varios juguetes y los tiró sobre la caja en donde Jin los guardaba —¿Estás contento ahora? —su mirada llena de odio congeló al rubio en su lugar. —Me voy a acostar.

Y sin decir más pasó a su lado. Jin respiró varias veces para calmarse. Estaba tan cansado de su vida, tan dolido por no encontrar la manera de arrancar de ese lugar y miedo... Tenía miedo de que podría hacer Sungmin si él llegara a dejarlo.

Se agachó y comenzó a recoger los juguetes restantes. Las lágrimas igual lograron colarse en sus ojos y mientras dejaba en orden su sala se sintió miserable por la vida que llevaba en esa casa.

Lo que más le dolía era su Hobi. No podía abandonarlo, él había hecho un compromiso con su hermana y no lo podía romper.

Sacudió su cabeza y una sonrisa tiró de sus labios al recordar a Jungkook. Al otro día se verían y eso le quitaba toda la pena que sentía en ese momento...

Porque estar con Jungkook era mágico, era un momento preciado que no podía dejar de disfrutar, estar con él menor era una de sus cosas preferidas y poco importaba si podían estar cinco horas juntos o sólo diez minutos, Jin atesoraba sagradamente casa momento, los guardaba en su corazón por si en algún momento tendría que vivir de recuerdos.

Finalmente recogió todo y apagó la luz de la sala. Se dirigió hasta la cocina y mientras secaba los platos sonreía recordando los malos chistes que le contaba al menor y que este reía a pesar de no ser para nada graciosos.

Cuando terminó en la cocina se metió al baño en donde tenía la lavadora. Sacó la ropa y la llevó hasta el tendedero que tenía cerca de su cocina. Colgó toda la ropa y su espalda dolió al agacharse a recoger un calcetín que se había caído al piso.

Se levantó quejándose y caminó nuevamente al baño para lavarse los dientes.

Pasó por la habitación de su pequeño y lo tapó con las mantas. Dejó un besito en su frente y salió de la habitación dejando la puerta abierta.

Suspiró pesadamente al dirigirse a su dormitorio. No se asombró al ver a su marido mirando televisión, tomó su pijama y se giró para salir nuevamente de esta para cambiarse.

—¿Desde cuándo no te sacas la ropa delante mío? —Jin paró en seco —¿Cuando vamos a hacer el amor Jinnie? Ya no dejas que te toque —siguió hablando.

Déjame Amarte ✓(Jinkookjin) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora