★ Día 10. Cazador ★

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Día 10. Cazador

Número de palabras: 630

Sinopsis: ¿Por qué un ángel y un demonio huirían de una multitud enfurecida? Hay muchas posibilidades pero solo una respuesta.

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Salem, 1692.

Si había algo que Aziraphale no había pensado hacer ese día, era huir de una turba enfurecida, tomado de la mano de un demonio pelirrojo. Quizás en sus más salvajes sueños sí, pero eso no era un sueño sino la casi palpable realidad.

—¡Oh, Crowley! ¿Ahora qué hiciste? —preguntó jadeante, sin dejar de correr y sujetando firmemente la mano del demonio.

—¡Oh sí, claro! ¡Culpa al demonio! ¿Qué he hecho para que desconfíes así de mí? —cuestionó exasperado Crowley, que al igual que él estaba más concentrado en correr que en cualquier otra cosa.

¿Qué he hecho para que desconfíes así de mí? Aziraphale podría hacer una extensa lista con las razones por las que el demonio era menos que confiable, siendo él el causante de varios problemas por donde quiera que iba, pero se abstuvo de hablar ya que en ese momento le parecía más conveniente salvarse que tratar de alegar con un demonio.

Lograron esquivar con destreza árboles, ramas y rocas, sin siquiera mirar atrás, siendo casi alcanzados por una multitud que deseaba la cabeza del pelirrojo como trofeo. "Crowley, ¿Qué tontería hiciste esta vez?" se volvió a preguntar como por tercera vez en ese día.

La respiración y el pulso de ambos estaba acelerado, pero siguieron corriendo ya que los dos sabían que detenerse solo les daría ventaja a sus perseguidores.

Aziraphale estaba a nada de caer al suelo sino fuera por el pelirrojo que lo jaló hacia el interior del bosque, ocultándose entre la frondosa vegetación del lugar.

En el fondo, el ángel agradeció haberse alejando de la airada muchedumbre, ahora podía caminar con más calma por el lugar.

Se detuvo para recobrar el aliento, sudoroso. También se dedicó a escuchar algún ruido extraño, que pusiera en riesgo su seguridad y la del demonio. Nada. No se escuchaba nada. Se atrevió a mirar hacia atrás, por el camino por el que habían huido. Se relajó al ver que no había peligro alguno, pero su compañero aún parecía desesperado, buscando algo por los alrededores.

—¿Por qué siempre te metes en estas cosas, Crowley? —le regañó al demonio, quien seguía abstraído en su búsqueda —¡Crowley! —gritó para llamar su atención.

Aquel grito sobresaltó por completo al pelirrojo, quien, a la defensiva, contestó su pregunta.

—Por primera vez en mi vida ángel, puedo decir ¡que no fue culpa mía!

Aziraphale soltó una pequeña risa incrédula. No creía ni por un segundo que el demonio fuera inocente.

—¡Tienes que creerme, ángel! Ha sido un complot en contra mía —respondió el demonio con exaltación.

—Lo siento querido, pero no puedo creerte... —contestó con honestidad.

—¡Un cazador! ¡Un maldito cazador de brujas! —exclamó el demonio de repente.

Aquella declaración hizo que el semblante del rubio cambiara repentinamente, porque de todo lo que esperaba que el demonio le dijera, jamás pensó en escuchar la palabra cazador.

—Viene de viaja a América —comenzó a narrar el pelirrojo —y de repente un loco me acusa de brujería solo por... ¡esto! —dijo, tomando una de las largas hebras rojizas que decoraban su cabellera.

—Solo por ser pelirrojo —murmuró con incredulidad el ángel.

El demonio asintió con una vergüenza poco típica de él, porque de todas las razones que había para que le acusaran de demoníaco, jamás esperó que su cabello, que era lo que más adoraba de él, fuera lo que lo expusiera ante todos.

—¡Oh, Crowley! No te preocupes, yo creo que esto es hermoso —dijo Aziraphale, tomando con cariño uno de los mechones pelirrojos del demonio y acariciándolo con ternura.

Crowley sonrió mientras sentía el suave tacto del ángel recorrer, aunque fuera, un mecho de su cabello. Si era necesario que un cazador de brujas y su muchedumbre encolerizada lo persiguieran para poder vivir este momento, lo haría mil veces sin dudarlo.

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Somos Inefables #Fictober2019 #IneffableLATAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora