★ Día 26. Pelea ★

2K 276 54
                                    

Día 26. Pelea

Número de palabras: 1370

Sinopsis: Porque 6000 años después, ya no se podían dar el lujo de perderse el uno al otro.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Las peleas eran algo natural en las relaciones, por más amor que se profesara una pareja, era inevitable que en algún momento la etapa de la luna de miel se desvaneciera y con ello viniera la fase donde encontraban los defectos de cada y esto conllevara a miles de desacuerdos y discusiones. Pero no teman, todas las parejas las tenían, y muchas veces todas las discusiones, discusiones pequeñas y de agrandadas dimensiones a menudo sólo servían para reafirmar el amor que se tenían.

Desde las parejas que podían pasar toda su vida discutiendo pero que al final no podían imaginar su vida sin su compañero hasta aquellos que podían llegar a ser empalagosos de tan dulce que era su relación. Todas y cada una de todas las parejas tendría una pelea, al menos una vez en la vida.

Y aunque se pensara que Crowley y Aziraphale eran una excepción a la regla, porque después de 6000 años juntos, los desacuerdos eran cosa del pasado, la realidad es que no, no lo eran. Después de todo, a pesar del profundo cariño que se tenían, sus personalidades eran demasiado distintas como para no llegar a tener un roce en algún momento.

Afortunadamente, hasta entonces y tras seis meses como novios oficiales el único verdadero problema que habían tenido era en qué lugar seria su próxima cita.

Eso cambió un día que había empezado bien pero que, como tantos otros, no tardó en tornarse tormentoso mientras se encontraban en la librería del ángel.

Todo comenzó porque Crowley —cuándo no— estaba siendo algo insistente con respecto a que Aziraphale permaneciera más tiempo del necesario en la librería, sin cuidar su alimentación o sus horas de sueño, a pesar de que no las necesitara.

Aquello hizo, por primera vez en mucho tiempo, fastidiar a Aziraphale, quien creía que Crowley solo lo veía como algo que proteger en vez un ser altamente funcional que podía cuidarse por sí mismo.

—Suficiente —masculló el rubio en voz baja, dejando su libro sobre la mesa, con la mandíbula tan apretada que resultaba difícil entender lo que había dicho.

—¿Disculpa? —inquirió Crowley en confusión.

—Dije que es suficiente, puedo cuidarme solo —replicó el ángel con un tono de voz más mordaz del que había querido usar.

—Zira, ¿de qué estás hablando? —preguntó el pelirrojo, observando con extrañeza cómo su compañero se ponía en pie.

—De... ¡de esto! —respondió Aziraphale, gesticulando hacia la librería al completo—. ¡De tu estúpido complejo de madre preocupada, de tu estar cuidando cada paso que doy como si... como si no supiera lo que hago!

—Ángel... —comenzó a decir el demonio, tratando de imitar a su compañero y ponerse de pie, a pesar de que se detuvo en mitad del movimiento, demasiado enfocado en Aziraphale como para hacer algo.

—No lo soporto, Crowley —continuó Aziraphale, con algo de súplica en su voz antes de caer en cuenta del arrebato que había sufrido —Dis... discúlpame.

Antes de que Crowley pudiera reaccionar, Aziraphale se había marchado de lugar dando grandes zancadas, dejando a su paso un rastro de confusión y preocupación alternadamente.

Somos Inefables #Fictober2019 #IneffableLATAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora