✾ Día 17. Sigilo ✾

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Día 17. Sigilo

Número de palabras: 1028

Sinopsis: Lo único que Anathema quería era invocar a un demonio, ¡no convertirse en su hija honoraria!

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La joven Anathema Device trazó cuidadosamente el sigilo en el suelo, con la maestría que solo la práctica daba.

Más que temerosa, se encontraba nerviosa, ya le habían advertido que podría ser peligroso tratar de invocar demonios, pero, ¿Quién podía detener a una adolescente de 14 años, en plena etapa de rebeldía?

Agregó un garabato más, tras cerrar el sigilo, se puso de pie y se concentró, clavando los dedos en la tiza un poco más de lo que era absolutamente necesario.

—Espero que esto funcione —farfulló en voz baja, soltado la tiza en su mano.

Unos momentos después, hubo un destello de luz azul y una fuerza extraña la empujó con tal fuerza que terminó en el suelo, y una figura alta apareció en el sigilo.

A pesar de que Anathema había decidido no mostrarse espantada, no puede evitar sentir un escalofrío al ver a la figura frente a ella.

Era alta, aunque borrosa, ya que durante su caída sus anteojos se habían torcido, impidiéndole ver con claridad.

Hasta que se acomodó los anteojos, pudo ver claramente la figura frente a ella. Era un hombre alto, vestido totalmente de negro, incluso llevaba gafas oscuras, con cabello largo hasta los hombros, ondulado y pelirrojo, y una expresión que parecía decir: "Prefiero estar en cualquier otro lado que aquí"

—Oh, yo soy Crowley... demonio... y me has invocado... y, blah, blah, blah... ¡Ugh! Estoy tan oxidado en esto de las invocaciones. —manifestó con fastidio. Anathema chilló y Crowley calló al ver que frente a él tan solo se encontraba una niña que no aparentaba tener más de 14 años.

—¡Eres una niña! ¿Cómo conseguiste mi sigilo, de todos modos? —el demonio estaba mirando las marcas de tiza en el piso ahora, tratando de no parecer impresionado por el trabajo de una niña de 14 años.

—Soy una bruja —dijo como si fuera lo más normal del mundo —Anathema Device, mucho gusto —añadió, extendiéndole la mano como si nada, aunque al estrecharla, Crowley pudo sentir como esta temblaba nerviosamente.

El demonio no podía creer que una niña de tan solo 14 años había sido capaz de invocar a un demonio, por más bruja que fuera, se necesitaba años de experiencia, y ella...

—Y que, ¿Para qué me invocaste, niña? —dijo tratando de romper el silencio que se había creado.

—Me llamo Anathema —le corrigió, y el pelirrojo resistió el deseo de rodar los ojos —Y solo quería ver si funcionaba —agregó tímidamente, dejando implícito el mensaje: "Por favor, no me haga daño"

—Yo te llamare niña —calló a la chica antes de que pudiera protestar —Y si no me necesitas, me retiro, buenas noches —dijo, dirigiéndose a la puerta de la habitación.

—Dios... —murmuró Anathema, siendo oído por Crowley

—¡No menciones a dios! —le regañó

—Lo siento —se disculpó —Es solo que no puedo creer que invoque a un demonio —expresó incrédula, sentándose de rodilla en suelo tratando de caer en cuenta de lo que había hecho.

Crowley no pudo evitar sentir ternura, sí, era débil con los niños, y esa chica, por más bruja que dijera ser, seguía siendo una niña, una niña lo bastante lista como para invocar ella sola a un demonio.

El pelirrojo se acercó a la chica y se sentó con las piernas cruzadas en el sigilo, viendo como la chica seguía murmurando cosas en voz baja.

—Yo- yo- yo, ¡Invoque a un demonio! ¡Yo sola! —barboteaba, Crowley soltó una risita nada típica de él, se dispuso a hacer lo que mejor sabía hacer, observar y analizar mientras la chica se hundía en un estado de incredulidad.

"Ella... ella es tan genial como yo" pensó, después de todo, en vez de escapar, trataba de mostrarse valiente a pesar de tener a un demonio frente a ella, algo que muchos no se atreverían a hacer. "Pero, ¡es tan lista como Aziraphale!" se dijo a sí mismo, después de todo, la chica, a pesar de su edad, había invocado a un demonio totalmente sola, sin más ayuda que un vetusto libro.

—Señor, ¿Se encuentra bien? —"¿Señor?" pensó él, "sí, se parece más a Aziraphale"

—Estoy perfectamente bien, niña —estiró su brazo y revolvió cariñosamente el ya revuelto cabello castaño de la chica —Es solo que me recuerdas a alguien.

—Ah, ¿sí? ¿A quién? —preguntó curiosa.

"Esta niña cada vez me agrada más" pensó —A un... amigo —dijo, aunque en el fondo, quiso añadir: "Es mi esposo, solo que él aun no lo sabe"

—Me caes bien, niña —añadió, golpeando amistosamente el hombro de Anathema, quien ahora no creía que un demonio fuera amigable con ella.

—Gra... gracias, señor —dijo tímidamente.

—Nada de señor, llámame Crowley —dijo, acrecentando la confianza entre ellos.

—Está bien, Crowley —dijo Anathema, mucho más segura de lo que había estado al principio.

—Y, ¿tienes padres? —curioseó

—Sí.

—Pues ahora tienes otro.

—¡¿Que?!

Costó mucho hacerle entender a la chica, que se había encariñado con ella, estuvo a punto de llamar a la policía hasta que se dio cuenta de que nadie le creería que había invocado a un demonio.

El demonio se fue, pero días después, tras volver a ser invocado por la chica con un rostro culpable, se dio cuenta de que la chica quería estar con él, así que se volvió su mentor, enseñándole todo lo que sabía sobre las invocaciones y otras cosas demoníacas (aunque la chica prefería decirle magia)

Incluso empezaron a hablar de otras cosas, con Anathema quejándose de la escuela y otras cosas y Crowley lanzando pequeños detalles sobre un rubio que lo traía loco, convirtiéndose casi en una plática entre colegialas en vez de una asesoría demonio-bruja.

La nombró su hija honoraria, y aunque al principio la chica se había mostrado renuente ante ese título, con el tiempo lo aceptó, convirtiéndose así en la primera hija del demonio pelirrojo.

Crowley quería a Anathema, y Anathema lo admiraba a él. Mejor relación entre mentor y pupila no podía haber.

Solo que un día, algunos años después, Anathema Device dejó de invocarlo.

Pero, ¿Quién diría que volvería a encontrarse con su hija honoraria tras atropellarla durante una noche oscura? Nadie, era una de esas cosas locas del destino.

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Somos Inefables #Fictober2019 #IneffableLATAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora