★ Día 8. Espada★

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Día 8. Espada

Número de palabras: 1418

Sinopsis: Decir que Aziraphale era un débil, ignorante de como pelear, era sencillamente un insulto. Después de todo, la todopoderosa no hacía guardián de la puerta este a un debilucho cualquiera.

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Decir que Aziraphale era un débil, ignorante de como pelear, era sencillamente un insulto.

Después de todo, la todopoderosa no hacía guardián de la puerta este a un debilucho cualquiera. Así pues, Aziraphale estaba dotado en el arte de la guerra como cualquier otro ser que haya participado en la gran batalla contra Lucifer.

Crowley desconocía esa faceta guerrera del rubio y no la describiría hasta que un día, entrando de improviso a la librera, encontraría al ángel con una espada entre sus manos.

—¡Ángel! ¡¿Qué haces con eso?! ¡Deja eso que te vas a lastimar! —ordenó inmediatamente al ver al ángel con aquella peligrosa arma.

—Crowley, tranquilo, no es nada malo —respondió Aziraphale tratando de aminorar el exaltado estado del pelirrojo.

—Eso es demasiado delicado para que alguien como tú... —trató de explicar Crowley.

—¿Acaso insinúas que no se manejar un arma? —Aziraphale no quería sentirse ofendido, pero no puedo evitar preguntar aquello al ver la urgencia del demonio para que soltara el arma.

—No, yo... —vacila sin poder explicar la razón por la que se preocupa por el rubio.

—Mejor mira esto, Crowley —dice soltando un suspiro cansado. Crowley se sienta en un sofá, nervioso por lo que el ángel está a punto de hacer. Aziraphale empieza a lanzar tajos en el aire con gran maestría.

El demonio le vio manejar la espada con una habilidad sorprendente, propia de alguien que había manejado ese tipo de armas durante mucho tiempo.

Sus movimientos al manejarla eran suaves y elegantes, a pesar de tener un arma de guerra entre sus manos, no parecía serlo, más bien parecía una extensión de sí mismo.

El ángel terminó su exhibición poniendo sus manos tras su espalda, ocultando el espada detrás suyo mientras lo mira con una dulce e inocente sonrisa, como si hace apenas unos segundos no lo hubiera maravillado con las más increíbles presentaciones sobre el manejo de un espada.

—Ángel... ¡Eso ha sido asombroso! —-se levanta de su asiento y le aplaude como si fuera un fanático en un concierto. Aziraphale lo mira con la humildad presente en su rostro.

—Crowley, no ha sido nada...

—¡Patrañas, ángel! Manejas la espada como si fueras un experto

—Soy un experto, Crowley —le corrige —Todos los ángeles sabemos utilizar armas y yo no soy la excepción.

—Pero nadie maneja una espada mejor que tú, Zira —le responde deslumbrado por lo presenciado.

Aziraphale se sonroja. No es común para él que alguien lo felicité por sus aptitudes guerreras, después de todo, él se consideraba un ángel pacífico quien creía que la violencia era el último recurso que se debía utilizar. Aun así, hace una leve inclinación de cabeza, agradeciendo por los aplausos recibidos.

Crowley continúa con su letanía de halagos —¡Podrías ganarle una pelea a la mismísima guerra si así tú lo quisieras!

—¡Oh, esa tonta! Podrá ser la encarnación de la guerra en persona, pero no sabe manejar un arma como esta no el respeto suficiente -Crowley lo miro absorto mientras explicaba —Las espadas no se usan para ademanes ostentosos, son un arma, más que un arma, una herramienta, una que hace la diferencia entre la victoria y la derrota, úsala con el respeto suficiente y sabrás cómo pelear perfectamente.

Somos Inefables #Fictober2019 #IneffableLATAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora