★ Día 16. Plumas ★

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Día 16. Plumas

Número de palabras: 867

Sinopsis: ¿Y por qué son tan importantes las plumas de los ángeles?

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Aziraphale odiaba esa época. Plumas y más plumas por doquier, ¡Como lo odiaba!

Si, Aziraphale odiaba la época de cambio, aquella por la que todos los ángeles pasaban más de una vez en su vida. El rubio sabía que era necesario por el bien de sus alas, pero aun no soportaba ver como varias de sus blanquecinas plumas caían sin que él pudiera hacer nada.

A veces, sentía el deseo de querer arrancárselas el mismo para no tener que ver como caían en cada lugar y momento, causando un estropicio. Pero muy en el fondo sabía que él no era capaz de eso, si con tan solo arrancarse una, le dolía intensamente... ¡Dios, él no era ningún masoquista!

Además, sólo era cuestión de tiempo. Gracias a la época de cambio, las plumas de sus alas se mantenían en buen estado; mantenían su forma, y aún seguían del color más blanco que había visto en algún alado.

El único problema que él veía era lo incómodo que se sentía durante esa época, dejando montones de plumas por doquier, y ni hablar del demonio pelirrojo que tenía por pareja, que tenía que ir detrás de él en todo momento para recoger las plumas sueltas que dejaba a su paso.

—Ya, no digas nada... Las recogeré en cuanto pueda tomar algo y estar medianamente despierto —dijo Crowley aquella mañana, tras haber dejado otro rastro de numerosas plumas blancas en su librería.

Aziraphale bufo en voz baja, con un poco de molestia al ver cómo otra vez entorpecía sus planes de salir con el demonio debido a los problemas que conllevaban sus atributos celestiales.

—Parecen más grandes y molestas ahora... ¿Cómo es que las soportas? —pregunto el demonio con aquella curiosidad tan típica de él

—¿Té? —Aziraphale sonrió mientras intentaba hacer que su compañero dejara ese tema de lado, no quería hablar el día de hoy y menos sobre sus alas. Crowley gruñó, haciéndole saber que quería que su pregunta fuera contestada. —Ok, deja ya de rumiar... ¡Porque son mías! Es así de simple, llevo con ellas toda mi vida, estoy acostumbrado a esto... Sé que no es del todo cómodo, pero es otro ciclo más.

El demonio aceptó la taza de líquido caliente, no sin antes clavarle la mirada a su rubia pareja. A veces, y sólo a veces, se le hacía muy difícil de entender a alguien como Aziraphale.

—¡Es que me parecen molestas e inútiles!

Aziraphale río, por supuesto que le parecerían inútiles, después de todo, aunque los demonios, contrario a lo que todos pensaban, también tuvieran alas, estos no tenían que pasar por la fastidiosa época de cambio cada año.

—¿Y por qué son tan importantes las plumas de los ángeles? —pregunto Crowley de nuevo, como si se tratara de un niño pequeño en vez de un demonio proveniente del mismísimo infierno.

Aziraphale soltó una risita y le dio un sorbo a su taza de té antes de empezar a narrar.

—Las plumas son muy importantes para los ángeles, Crowley. Algunas significan estatus...

Crowley chasqueó la lengua al oír eso. Aziraphale decidió ignorarlo y continuar con su relato.

—Las plumas representan la divinidad, la oportunidad de hacer algo divino —al ver al demonio callado, continúo hablando —No son simples plumas y ya, cada una tienen un significado.

Aunque parecía que el demonio no le prestaba atención, en ese momento, toda su atención estaba centrada en el ángel y como hablaba de las plumas de sus como si se tratara del máximo honor que se le puede hacer a un ángel.

—Por mi parte, yo estoy muy orgullosa de mis alas y de sus plumas, quizás estaré pecando de vanidoso, pero son las más hermosas que puedas ver —terminó en tono inmodesto y Crowley rió con ternura ante eso.

Otra pluma cayó al suelo, con una lentitud y delicadeza que hizo su caída elegante, Aziraphale chasqueó la lengua con molestia al ver como otra de sus preciadas plumas terminaban en el suelo.

—¡Yo la recojo, ángel! —exclamó Crowley antes de que él tuviera siquiera la oportunidad de hacer o decir algo. El pelirrojo se estiró lo suficiente hasta que pudo alcanzar la pluma, la cual sostuvo entre sus dedos.

Aziraphale no le hubiera dado mayor importancia si no fuera porque Crowley empezó a juguetear con ella entre sus dedos, de un modo que hizo a Aziraphale sonrojarse totalmente. Al darse cuenta del semblante del ángel, Crowley solo guiñó un ojo.

—Mi ángel —dijo en un tono coqueto que hizo a Aziraphale sonrojarse aún más si era posible.

—¡Crowley, dame esa pluma! —exigió, porque no sabía qué pasaría con esa pluma en manos de alguien como Crowley.

Crowley simplemente negó con la cabeza, así que Aziraphale se levantó y se acercó decidido hacia el demonio con la intención de quitarle esa pluma, pero antes de que pudiera quitársela al demonio, Crowley apartó súbitamente su mano lo que hizo que el ángel tropezara y cayera entre los brazos del demonio, quien aprovechó su confusión para darle un beso en sus labios.

—Demonio estúpido —gruñó Aziraphale al separarse, aún más sonrojado que antes.

Aunque, junto a alguien como Crowley, la época de cambio no tenía que ser tan mala, ¿O no?

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Somos Inefables #Fictober2019 #IneffableLATAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora