Abrió los ojos.
Lo primero que vio, fue el cielo nublado, y la nieve caer inocentemente.
Su rostro dolía, su ojo derecho estaba hinchado, sus mejillas moradas con tonos rojizos, de sus fosas nasales salía sangre, que ya estaba helada por el frió, su labio inferior partido y el superior por igual, dejando un corte en estos.
Su pequeño cuerpo pesaba, ni podía pararse, le dolía todo, había recibido una paliza.
Todo porque perdió el control, otra vez.
El rubio, intento ponerse de pie, pero solo se limitó a sentarse en la nieve, su adolorido cuerpo no le dejaba moverse con tanta libertad, le dolía demasiado.
Su vista, a pesar de estar algo borrosa, pudo localizar una figura acercarse a lo lejos, era más alto que él. Suspiro, frunció el ceño, pensando que tal vez serían uno de esos bastardos con los que peleo.
Mientras más se acercaba la persona, más el menor relajaba su expresión, mirando con desinterés a la persona que estaba frente a él.
—Thorfinn.—dijo. El nombrado le miró con fastidio.
—¿Qué?—espetó.
—Tonto.—se agachó.—Tan sólo mirate, es como si te hubieran usado como saco de boxeo.
Throfinn rodó los ojos.
El mayor acercó su mano, acariciando su mejilla, el menor se esforzó en no soltera algún quejido o chillar por el dolor.
—Nunca aprendes, ¿verdad?
—Ya callate, Canute. No es problema tuyo.
Canute suspiro. Se levantó y le extendió la mano al menor.
—Párate, volvamos a casa.
Thorfinn miró la mano del más alto, chasqueo sus labios y la apartó de enfrente, bufo por lo bajo y ignoro el dolor de su cuerpo y se levantó por su propia cuenta. Sacudió su cabeza para quitarse la nieve de su cabello.
Canute hizo una mueca, suspiro y puso su mano en la cintura.
—Siempre haciendote el rudo.—espetó. Throfinn frunció sus labios.—Ya que eres tan fuerte, camina por ti mismo.
—No es eso, es que yo no pedí tu ayuda, niña.—exclamó entre dientes casi.
Canute pateó la pierna de Thorfinn, él cayó adolorido, mientras soltaba maldiciones y quejidos. El mayor sonrió gracioso.
—No eres tan rudo, ¿eh?—burló.—Me lo enseñó Askelad, querido.
Thorfinn le miró con ira, Canute siguió caminando, perdiéndose en la alejania.
El menor se esforzó en pararse, chasqueo sus labios y siguió al mayor, a quien le había perdido el rastro, pero que aún estaban sus huellas para seguirlo.
Y Thorfinn seguía a Canute, mientras la nieve caía pacíficamente.
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You Lose Control, Again. [Thornute]
FanfictionThorfinn siempre pierde el control, por sus problemas de ira. Canute intenta ayudarlo lo mejor que puede.