20.

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Asser disfrutaba de la vista, la luz de la luna llena introduciéndose por la ventana, mientras este estaba parado sin más, observándola, glorificado su circular forma y los detalles que poseee.

El rubio rasco su nuca y suspiro. Se sento en la silla para descansar un poco, cada vez que no tiene nada que hacer no pude evitar empezar a caminar en círculos de aquí para haya, o algo por el estilo.

Miró de soslayo a Canute, él seguía callado, tanto así que a veces Asser pensaba que escapó, ya que el rubio ni se siente en la habitación. Canute tenía sus ojos clavados en la nada, lo miraba y no podía saber si estaba mirando el suelo o al frente, su mirada perdida le inquietaba un poco, pero no le preocupo.

Canute, en posición fetal, pensaba, todo lo ocurrido desde ayer. Su mente no podía tener algo en claro, el menor necesitaba una distracción. Intentó dejar de pensar, pero las imágenes de el secuestro aparecían en su mente, volando como mariposas de aquí para haya en la esquina de esta, solo haciendo que el rencor creciera.

Dios... ¿Puedes oírme?

Canute miró la luna.

La luna, tan egoísta y engreída, burlándose de nosotros desde esa altura, mientras que con su luz ilumina la oscuridad para hacernos ver lo terrible que es este mundo.
La luna.
Tan egoísta y engreída, a la vez tan noble y bella; tan sublime su brillo, a ojos como los humanos.
Indescriptible el misterio que lleva encima su inmenso ser.
Burlándose, desde haya arriba.

Canute la miraba, y su mente se llenaba de preguntas.

Dios, ¿puedes oírme?, si es así, ¿porque dejas que todo esto pase?, Dios, porque si tú, que eres justo, no castugas a estos malandros, ¿porque, Dios?. ¿Porque yo quien te fue devoto, tiene que pasar todo esto?. ¿Acasi no creí lo suficiente?, ¿mis oraciones no son suficientes?, ¿mi devocion es débil?, ¿qué Dios?, dime, ¿qué?

Canute, arrugó su nariz, frunció sus labios, elevando un poco el superior, su mirada expresaba irá, odio, confusión, tristeza; un conjunto de emociones que Canute trata de desechar cada día.

En ese momento donde las penumbras estaban comiéndose el alma de Canute, él recordó las palabras de Thorfinn.

“—Si rezas, bien por ti, respeto eso, pero si no haces nada, no esperes obtener algo, Canute.—”.

Al recordar eso, a Canute le llegó un golpe en la parte posterior de su cabeza, como un cosquilleo. Él recordó lo que había pasado también en ese momento...

“—¡No puedo esperar a que caiga un milagro!—”.

Canute, miró a la luna, sus ojos azules, cansados de lágrimas derramar, Canute, cansado de lágrimas derramar. Cansado de subestimado ser, de abusado ser, de débil ser.

Canute miró a la luna, y pensó:

—Dios, eres como la luna.

En el fondo de su corazón, dudaba de sus pensamientos, pero, una parte de él, sentía que estaba dando un gran pasó.

Asser, miró a Canute y suspiro.

—Supongo que estas asustado, ¿no?—Canute ni hizo contacto visual. Asser bufo por lo bajo.—Si, lo sé, me odias, lo entiendo, después de todo estoy involucrado en esto.—rasco su nuca.—Pero lo hacemos por un bien mayor.

Canute al oír esas palabras sólo chasqueo sus labios. Asser al ver esto, se puso serio y se acercó a Canute, sentándose frente a él.

—Dejame contarte algo.—dijo. Cruzandose de brazos para empezar a hablar.—En los últimos años, el presidente a estado consumiendo sus gastos y fondos en las grandes ciudades, reparandolas, todo para hacer su propia utopía, él tiene dos hijas y quiere hacer un lugar donde ellas disfruten de manera sana y lo tengan todo. Él ha estado enfocado en su ambición; un presidente no pude ser así.

Canute abrazo sus piernas con fuerza.

—Tu padre es igual.

Al mencionar aquello, Canute le miró.

—Sweyn creo su propio mundo, y lo miró tanto, que se olvidó del de otros.—dijo, su mirada se volvió melancólica.—Los barrios pobres estuvieron en miseria y se vieron obligados a cometer actos delictivos. Guerras de bandas se formaron en todas partes, drogas, mafias, etc. Todo para sobrevivir, debieron buscar del mal.

—...

—Askeladd, es hijo de Lydia y Olaf. Lydia fue una prostituta que el padre de Askeladd le ofreció vivir en casa, pero según palabras de ella, vivió como una esclava. Olaf dejó a Lydia cuando ella se había vuelto loca, y unos años después conocimos a Askeladd. Él era joven y cargaba con su madre, la trajo al barrio donde nació y fue criada.

Los ojos de Asser desprendieron un extraño brillo, pero este brillo desapareció.

—Askeladd cuido de ella, luego ella murió, y Askeladd mató a su padre un tiempo después.—contó.—Y eso es el tipo de vida que causaron tu padre y este presidente.

—¿Que quieres decir?—por fin hablo Canute.

Asser suspiro.

—Canute, cuando un país está en crisis, es cuando su gente va en contra de este, su misma gente.—expresó.—En este mundo, no puedes esperar nada bueno ni nada malo, ni de alguien o de algo.

Canute quedo bajo su mirada, las palabras de Asser se tuvieron un efecto en su consciencia.

—No importa cuánto pase el tiempo, algunas cosas nunca cambian.—dijo.—... Como la muerte.

La luz de la luna, quien dejaba ver la mitad entera de la habitación, dejaba a la vista el cadáver de una rata en la esquina de la habitación.

Canute al ver esto recordó a Ragnar, su cuerpo tumbado en el suelo, inmóvil y sangrando. El sentimiento, envolvió a Canute por un instante.

Pero, Canute se distrajo con algo, ¿cómo estará Thorfinn?, fue lo que invadió su mente. El rubio se lleno de preocupación y anhelo.

Thorfinn...



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You Lose Control, Again. [Thornute] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora