You Lose Control, Again. [Thornute]

13.

Canute se había quedado sentado en el sofa de la sala de estar, después de lo ocurrido el mayor se había quedado pensativo.

Thorfinn se ofreció a hacer la cena, a pesar de que Canute insistió en que quería hacerla, el menor no le dejó.

Canute no quería pensar que su novio le había tenido pena, pero lamentablemente, eso pensó.

El mayor recordaba lo que ocurrió, una y otra vez. Obedeció a Thorfinn, s escondió, ni siquiera pudo hacer nada para ayudarle.

Él, sintió lástima por sí mismo.

Canute también resalta cuando Thorfinn había decidido charlar antes que pelear, habiéndole hecho casó.

Thorfinn había hecho eso gracias a la conversación que tuvieron en la casa de su madre.

Canute está orgulloso de Thorfinn, pero no de si mismo.

Entonces, con irritación, el mayor empezó a sentir el peso de sus cobardes acciones y a imaginarse lo peor que puede pasar si no se defiende.

O si no defiende a Thorfinn.

“—¡Tú no eres así!—”.

“—No quiero que pases esa línea.—”.

—¿Y si, si quiero pasarla?—susurro.—Para ser más fuerte...

Canute sentía el orgullo, aquel orgullo que poseen todos los de su sangre y estatus, recorrer por todo su cuerpo. Llenándolo de ira.

Canute junto sus manos, estaban frías, las acariciaba entre sí y las soplaba para calentarlas.

Thorfinn salió de la cocina y se acercó a Canute, sin avisarle ni nada, aprovechando que el mayor estaba tan distraído metido en sus pensamientos, se acercó y plantó un beso en su mejilla.

Canute se ruborizo y miró a Thorfinn.

—Ya la cena está.—dijo. Pará rodear con sus brazos en un abrazo a Canute.

Eso era, algo extraño en él. Thorfinn no suele ser tan cariñoso.

—¿P-porque tanto cariño ahora?—tartamudeo el mayor.

—¿Porque te preocupa ahora?, somos novios.

Los ojos azules de Canute brillaron, sonrió, feliz de que su pareja, aquel que antes era solo un pequeño chico rozando lo salvaje, había empezado a madurar, a volverse más cariñoso, más pacífico.

Lo que hizo feliz a Canute, fue que ese cambio lo hizo él.

—Vamos a cenar.—dijo el mayor.

—No se cocinar tan bien como tú, pero espero que te guste.

—Lo disfrutaré, no te preocupes.

Los hombres de Askeladd volvieron al casino, buscando desesperados a su jefe. Llamaron la atención de todos en la banda la ver las heridas en ellos.

—¡Askeladd!—llamó uno de ellos.—¡¿Donde está Askeladd?!

El rubio, dejando de hablar con Bjorn, se acercó a ellos.

—¿Que sucede?, ¿y Canute?

El que le llamó, que jadeaba ansioso, tomó una bocanada de aire.

—No pudimos, Canute estaba siendo acompañado por su novio.

Askeladd frunció o el ceño.

—¿Novio?—el tipo asintió. Askeladd rasco su barba.—No me dijeron nada de eso.—Askeladd les examinó con la mirada.—¿Enserio es tan fuerte?, vaya.

—Si, lo es.—dijo el otro.—Es rubio, bajito y con ojos café... Es como un pequeño salvaje.

Askeladd al oír esa descripción, pensó en Thorfinn. Alzó una ceja.

—¿Es como de esta estatura?—puso su mano para saber.

—Si.

Askeladd sabía que se trataba de Thorfinn.

—Oh, entiendo.—musito.—No se preocupen, no hemos perdido nada. De hecho, hemos obtenido ventaja.

Askeladd volvió con Bjorn, el castaño lo había estado viendo desde hace rato con su conversación con los recién llegados, Bjorn deducia que se trataba de Thorfinn.

—Es Thorfinn, ¿verdad?—espetó Bjorn.

—Si, al parecer el destino nos hizo encontrarnos de nuevo.—dijo, tomando de su cerveza.

—¿Que harás?

—Cumplir el trabajo, ¿que más puedo hacer?

—No, no ha eso.—aclaró.—Sino con Thorfinn.

Askeladd se quedó unos segundos callado. Suspiro.

—Matarlo, si se entromete.

Bjorn al oír esa respuesta, sonrió, casi burlándose. Askeladd le miró.

—¿Que te causa tanta gracia?—demandó.

—Nada.—contestó.—Solo tengo el presentimiento, de que si no lo hiciste antes, no lo harás ahora.

Askeladd, nuevamente se quedó en silencio por unos segundos, buscando las palabras correctas para lo que dijo Bjorn.

—No me gusta matar niños.

Bjorn sonrió al oír eso.

Askeladd tomó otro sorbo de cerveza.

—Thorfinn y Canute...

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