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Askeladd jugaba con algunos de sus compañeros, estaban en el casino, un grupo de su gente quiso apostar quien podría ganarle.

Bjorn sólo sonreía, divertido por los intentos fallidos de sus compañeros por ganarle a Askeladd.

Jugaban billar.

Atli se quejo por lo bajo.

—¡Maldición, es imposible ganarle a Askeladd!, es como si usará magia.

Torgrim, su hermano le tocó el hombro.

—Intentemos una más, de seguro está vez ganaremos.

Askeladd sonrió confiado.

—Ustedes me harán más ricos que cualquier trabajo.—burló confiado. Miro al pelinegro que también jugaba.—Oídos, ¿estas listo también?

El pequeño de grandes oídos, ojos disparejos y cabello negro asintió.

Al cabo de unos minutos, otra paliza ocurrió, otra pérdida más.

—¡Agh, ¿porque?!—exclamó Atli.—¿Como es posible?—miró a Torgrim.—Explicamelo tú, hermano.

Torgrim, miró hacia arriba y puso su dedo índice en su mentón. Miró a Atli cuando llegó a una conclusión.

—Bueno... Tal vez sea porque Askeladd es muy bueno para nosotros.—respondió.

Atli solo frunció el ceño.

Askeladd volvió hacia Bjorn, quien pidió una bebida pronto cuando vio que se acercaba.

El rubio dejó salir un jadeo y se sentó al lado del castaño.

—¿Ya te cansaste de ganar?—preguntó.

—Nah, solo quería dejar de jugar con ellos.—dijo.

Bjorn sonrió y casi dejó escapar una risilla.

Askeladd miró a su alrededor, y al lado del mostrador, había alguien sentado, una cara bastante familiar.

El rubio, después de decirle a Bjorn que iría a hacer algo, se encaminó hacia aquella persona.

Al llegar, Askeladd no tenía una cara muy feliz de quien se trataba esa persona.

—Floki,—pronunció.—¿que haces aquí?, ¿pasando el rato?

El hombre miró a Askeladd, de manera despectiva, intentó no hacer una mueca al ver al contrario ya que pensó que jamás volvería a verle.

—Askeladd, viejo amigo.—dijo.—Si, estoy aquí para pasar el rato.

—Creí que un soldado como tú no estaría en un lugar como este.

—Digamos que la vida está llena de sorpresas.

Las miradas de ambos chocaron, dejando en claro la desconfianza que se tenían.

—Y dime, ¿has conseguido otro trabajo?—preguntó Floki, mientes bebía de su cerveza.

Askeladd frunció sus labios.

—No, aún no; pero alguien nos está ofreciendo uno. No lo aceptaré hasta saber de que se trata.—mintió.

—Entiendo.—musito.—Ustedes deberían de buscar una mejor manera de ganarse la vida. ¿O seguirán siendo las ratas de la sociedad?

Askeladd sonrió de lado.

—Somos una banda, hacemos trabajos de mercenarios.—dijo.—Y es lo único que sabemos hacer.

—Ya veo.—bebió de su cerveza.—Bueno, me retiro Askeladd.—se paró.—Creo que fue un gusto volver a verte.

—Si, lo mismo digo.

Floki se retiro, pasando desapercibido entre todos.

Askeladd suspiro.

Una rata compararse con un lobo, que irónico.—pensó Askeladd, mientras veía a Floki desaparecer entre las escaleras y irse.

Askeladd recordó cuando Floki le había encargado asesinar a Thors, eso hizo que hiciera una pequeña mueca.

El rubio se acercó a Bjorn, quien notaba el cierto desgusto de su jefe. El castaño pasó su mano por la espalda de su jefe, intentando consolarlo.

—¿Todo está bien, jefe?

Askeladd suspiro.

—Si, todo está bien.—respondió apático.—Bjorn, debemos hacer el trabajo lo antes posible.

—Claro, jefe.

—Secuestraremos a Canute, como se nos fue dicho.—sonrió.—Lo entregaremos y nos haremos con el dinero.




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You Lose Control, Again. [Thornute] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora