Gellert & Albus

I. New boy in the village

Comenzamos esta historia en el verano de 1899, cuando los dos jóvenes se conocieron.

La familia Dumbledore llevaba ya algunos años en ese pueblo, El Valle de Godric, tras el encarcelamiento de su padre, y la muerte de su madre. Vivían en una casa de dos plantas, no demasiado grande, para que mentir, si allí vivieran los cinco sería hasta algo pequeña. Ariana, la hermana menor de los tres, no les había dirigido la palabra desde que hacía aproximadamente un mes, se había producido la muerte de su madre. Sus hermanos la comprendían, y aunque intentaban hablar con ella, no se iban a engañar, ellos tampoco querían hablar de nada. Aún estaban en shock.

-Albus, no sale de su habitación, no sé qué hacer... quizá debería quedarme este año en casa, no tienes por qué quedarte solo con ella, ¿y si pasara algo...? yo...-

Las palabras de Aberforth se vieron interrumpidas cuando la mano de su hermano mayor se posaba sobre su hombro. Inmediatamente el menor guardó silencio y levantó su mirada del piso. Miró a Albus, quien tenía una sonrisa sorprendentemente tranquilizadora, que inexplicablemente le hacía sentir mejor (Esta clase de sonrisas también eran comunes en el Albus de 116 años)

-Eso no será necesario. Tú debes acabar tus estudios Aberforth, Hogwarts ha sido mi mejor etapa hasta el momento, tú debes disfrutarla igual. Yo me haré cargo de nuestra hermana, lo que ahora necesita, es descansar y estar tranquila. No ha sido un mes fácil para ninguno de los tres, hermano. Yo cuidaré de ella y te mantendré informado, eso es una promesa.-

Una pequeña sonrisa de dibujo en los labios del menor, quien asintió ahora más tranquilo y reconfortado. Albus le dio una palmada en el hombro, mostrando apoyo.

-En unos diez minutos la cena estará preparada. Intenta hablar con ella, a ver si hay suerte y come algo.-

Dichas estas palabras, Aberforth subió por las escaleras de desgastada madera, haciendo ruido con sus pasos. Albus se apoyó en la mesa, cruzándose de brazos soltando un pequeño suspiro, que difíciles estaban las cosas ahora.

Ahora, nos encontramos en la plaza del pueblo. Allí, de pie, inmóvil y observándolo todo se encontraba un joven de 17 años de edad, rubio, con el pelo bastante peinado y un ojo azul, mientras que el otro era castaño oscuro. A su lado, había una maleta negra con las letras G.G bordadas en un color oro, que no se apreciaba por la oscuridad.

En seguida apareció a su lado una señora de aspecto mayor, muy conocida en el pueblo por sus investigaciones sobre la magia: Bathilda Bagshot. Historiadora mágica.
Ella, aunque no muchos lo sabían, era la tía abuela del recién llegado, quien se había ofrecido a cuidarlo tras haber sido expulsado de Durmstrang por sus experimentos de magia negra.

Bathilda no sabía que su sobrino, verdaderamente no había ido a ese pequeño pueblo para vivir con ella, sino para investigar sobre las reliquias de la muerte. El joven Gellert estaba obsesionado con encontrar las Reliquias de La Muerte, por convertirse en su amo. Había leído que en El Valle de Godric, estaba enterrado el primer dueño de la capa invisible, por lo que su curiosidad era muy grande y ya estaba deseando investigar.

-Vamos hijo, mi casa está por aquí.-

La anciana y el joven comenzaron a andar por una de las callejuelas, mientras la maleta de Grindelwald iba levitando tras ellos, el rubio heterocomatico iba mirando todo a su alrededor con mucha curiosidad, con un brillo en su mirada indescriptible.

Hacia al menos media hora que Aberforth se había ido a dormir, tremendamente cansado por intentar hacer entrar en razón a su hermana. Pero Albus, que se encontraba recogiendo, no pudo evitar mirar con algo de curiosidad a su vecina, la señora Bagshot, que era íntima de su madre, una señora cuanto menos interesante, a esas horas de la noche acompañando a un joven a su casa.