The Duel pt.1

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La casa de la familia Dumbledore ahora mismo estaba sumida en una tensión increíble. Ariana parecía alegre de escuchar esa declaración, pero lo disimulaba. Gellert seguía con cara de impasibilidad, muy seguro de lo que había dicho. Estaba harto de tener que esconder su amor por Albus cuando su hermano estaba cerca. Albus estaba sin respiración, prácticamente. ¿En qué momento le pareció una buena idea? No era capaz de controlar el temperamento de su hermano, iba a controlar el de Gellert...

-¿Acaso no te das cuenta de las papanatadas que dice este? No sé como intentas jugar con mi hermano, y tú, Albus, no se como te dejas llevar.-

Gruñó el menor de los Dumbledore, cerrando los puños. Gellert solo alzó una ceja y se cruzó de brazos, notablemente molesto. El mayor prefirió intervenir antes de que el rubio subiera de tono la discusión.

-Yo... Aberforth, entiendo lo que piensas sobre este tema, pero, ¿de veras te cuesta mucho escucharnos sin prejuzgar? Admito que puede verse raro, pero no se, realmente estoy muy a gusto al lado de Gellert y espero que algún día sientas lo mismo tu por alguien, porque es maravilloso.-

Aberforth no tardó en soltar un bufido y después sonrió sarcásticamente.

-Ya, claro. ¿Ósea que es maravilloso tener sentimientos amorosos por otro hombre? Te está comiendo la cabeza, y no eres capaz de verlo. Te va a hacer quedar como un degenerado y todo por sus caprichos y tonterias.-

En seguida escuchó el puño de Gellert golpear la puerta, haciendo que Ariana y Albus se sobre saltaran levemente. Las cosas se empezaban a poner tensas y más tensas por segundos, tenía la mano preparada para tomar su varita y separarlos en segundos.

-¡No vuelvas a llamar a Albus degenerado o algo similar en mi presencia nunca más!-

Se estremeció al escuchar a Gellert alzar la voz. Aunque por el contrario, Aberforth no parecía achantado para nada, sino más bien deseoso de alzar su voz aún más. Sin saber por qué, Albus comenzaba a sentir ganas de llorar y suplicarle a Gellert que se marchara, que ya se ocuapa él, pero el rubio tenía razón, y Albus odiaba admitirlo. Solo serviría para empeorar las cosas, sin mejorar nada. Su garganta comenzaba a picarle, exigiéndole que se quedara calladito en su lugar, en vez de chillarle a su hermano como deseaba.

-¿Pero tú ves esto normal? ¿Como puedes estar defendiendo esta conducta? Albus, ¡responde! Aquí en frente de tu hermana pequeña.-

Gellert ya comenzaba a mosquearse, se había percatado de las dificultades que Albus estaba teniendo para elaborar una respuesta, no iba a tolerar verlo llorar de nuevo por alguien que no merecía la pena. Ya iba a saltar a defenderlo, pero consiguió hablar.

-Ella lo sabe Aberforth. Se percató ella solita de lo que sucedía, ¿y sabes que? Decidió no juzgarme y siguió con su vida normal. ¿Por qué tu no puedes aceptarlo tú también?-

Su voz, lejos de sonar enojada como pretendía, había sonado más bien dolida, casi apunto de romperse. No tenía el temperamento de su Gellert para discutir, en cuanto le alzaban la voz un poco, ya era incapaz de no sentirse mal. ¿Acaso no sabía discutir con argumentos sólidos? ¿Solo sabía alzar la voz? Gellert y Ariana si se habían percatado de lo que esto lo afectaba.

Aberforth lo miró alzando una ceja, mirándolo a él y a su hermana simultáneamente.

-Ariana nunca ha salido de casa, ¿crees que ella comprende lo que es ser diferente allí afuera? Lo que ella opine sobre esto no tiene fundamentos, porque no sabe lo que hay ahí fuera, y al parecer, tu tampoco.-

-Su criterio y el tuyo son igual de validos, ella sabe, al contrario que tu, que esto no tiene nada de malo, solo es malo en tu cabeza.-

El menor lo miro encolerizado, preguntándose como le había sido tan rápido al rubio meterse en la cabeza de su hermano para hacerle pensar esas tonterías.

Gellert & Albus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora