III. Let's meet each other

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Aberforth no se lo explicaba, ¿que diablos le pasa a su hermano? Hasta hacía poco, estaba igual de destrozado que el por la muerte de su madre y sin embargo, ¡cualquiera lo diría! Llevaba unos días que solo sonreía de oreja a oreja y parecía vivir al margen de todos. Estaba lleno de luminosidad, y parecía que nada había sucedido.

Supuso que tenía que ver con ese joven, Grindelwald, al que conoció unos días más atrás. Parecía que congeniaban a la plenitud, los había visto reír desde la ventana de La Cocina, y es que, ambos eran dos jóvenes brillantes y prometedores.

Hacía al menos una hora que el mayor de los Dumbledore se había ido con el de cabellos platas, y Aberforth no paraba de darle vueltas a la cabeza como hacía su hermano para pasarlo tan sumamente bien, que no hacía nada más que sonreír. Suspiró algo pensativo apoyándose en la mesa de madera

Por otro lado, los dos jóvenes caminaban a la par, cerca del bosque que rodeaba al pueblo, mientras reían intercambiando anécdotas de la escuela. Este tema de conversación hacía sido estratégicamente sacado por Gellert, quien pensaba contarle por qué había sido expulsado de la escuela.

Estos días que había estado investigando al muchacho pelirrojo, había comprendido que era un buen mago, una oportunidad, una ayuda en su búsqueda. Se había decidido a contar su verdadero propósito.

-Bueno Albus, eso no es nada... ¿acaso no te he contado que me expulsaron de Durmstrang?-

Miró levemente al pelirrojo, quien ahora lo miraba con los ojos bastante abiertos, definitivamente no se lo esperaba.

-Vamos, no pongas esa cara, todo lo que hice fue experimentar. A mí me gustan las artes oscuras, y una vez, bueno... digamos que me pasé un poco. Me expulsaron al día siguiente, pero antes, grabé el símbolo de las reliquias de la muerte en un muro.-

Albus escuchaba atentamente mientras caminaba a su par, su contrario de ojos curiosos era más misterioso de lo que el pensaba. Decidió preguntar tras un breve silencio.

-¿Puedo preguntar por qué tanto interés en las reliquias de la muerte? Fue lo primero que fuiste a ver al llegar aquí.-

¡Bingo! Grindelwald había conseguido guiar la conversación hacía el punto donde toda la verdad sería dicha, y con un poco de suerte y labia de la suya, lo uniría a la causa.

-Bueno, personalmente considero que la fábula de los tres hermanos es verdad. Creo que esas reliquias existen, están ahí fuera Merlin sabe dónde. ¿Que pasaría si cayeran en malas manos?. Mira Albus, estoy buscándolas. De esa manera podríamos poner orden en el mundo de los muggles, podríamos hacer que nos dejen de temer, perseguir... podríamos dejar de escondernos.-

El pelirrojo se detuvo en seco, haciendo que su contrario también. Gellert pudo observar que el pelirrojo alzaba una ceja.

-Es solo una leyenda, ni si quiera esta confirmado. Para mí, es solo un cuento... y si, comparto tu idea que los magos no deberíamos escondernos, pero, eso crearía un conflicto muy grande, mira a mi hermana, por ejemplo.-

Gellert recordó cuando el día anterior le había hablada de Ariana, su hermana menor, y el accidente con los muggles.

-Razón de más, Albus. Si nosotros gobernáramos a los muggles, haríamos que hubiera paz, que nuestros mundos convivan juntos sin problemas. Ya no habría necesidad de aparentar y esconder lo que nos hace únicos, lo que nos diferencia de ellos.-

Aquellas ideas tan liberales despertaban en Albus un gran interés. El siempre había sido partidario de que los muggles eran semejantes a ellos, no como aquellos magos que los querían aniquilar. A esto había que sumarle aquel brillo de picardía y emoción que se había hecho presente el los ojos bicolores del rubio. Esos ojos que lo llenaban de preguntas.

-¿Que me dices, Albus?, ¿puedo contar contigo?-

Gellert & Albus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora