XI. A very productive morning, right?

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Hacia al menos una hora que Albus y Gellert se encontraban en la cama del último, tumbados juntos leyendo boca abajo sobre las reliquias. La localización de la famosa varita de saúco estaba al caer, y por ello, los jóvenes estaban ensimismados.

La tía de Gellert estaba ausente hoy, así que fue la excusa perfecta para pasar en día juntos. Albus estaba sumamente cómodo en esa posición, junto a Gellert, aquella habitación le traía recuerdos recientes, de aquella noche juntos. Albus lo amaba profundamente, estaba seguro de que sus sentimientos de pura admiración y cariño no cesarian nunca, y que Gellert sentía exactamente lo mismo, aunque era difícil demostrarlo, pues aquel semblante serio era muy característico de él. Aún así, no pudo evitar la tentación de oler de nuevo aquellas sabanas, que sin duda olían a él. Pensó que había sido discreto, pero no era la primera vez en la mañana que Gellert lo pillaba haciendo eso.

-¿Quieres llevarte mis sábanas y olerlas tranquilamente en tu dormitorio? ¿O prefieres llevarte mi loción y echarlo sobre las tuyas?-

La cara de Albus estaba roja como su cabello, la voz de Gellert había sonado más áspera e incluso algo ronca ya que llevaban bastante tiempo en un cómodo silencio. Aquel tono irónico del rubio era bellísimo para el pelirrojo. Cualquier persona que hubiera oído esas palabras, pensaría que era más bien un reproche, pero Albus sabía diferenciar el tono burlón en sus palabras. Escondió el rostro avergonzado en la almohada.

Llevaba mucho tiempo sin pasar la página, Gellert dedujo que estaba muy distraído por su cercanía, que era muy cómoda para ambos. Dejó a un lado la pluma y la tinta para no derramarlas y miró fijamente a Albus. Su Abus. Este levantó tímidamente la mirada encontrándose con la del más alto y no pudo evitar soltar una pequeña risa nerviosa y empapada en vergüenza por hacer cosas tan indecentes y encima delante de él.

-Hoy te noto un poco distraído Al. ¿Has pensado ya lo del pacto por cierto?-

Ni si quiera se acordaba de aquello. Estuvo la noche investigando sobre aquello y no había encontrado nada de nada. Lo miró está vez más tranquilo y se apoyó sobre sus antebrazos.

-He estado leyendo libro por libro en mi casa y no aparece nada. ¿Que clase de magia pretendes practicar Gell?-

Aquella pizca de desconfianza en la voz de Albus hizo saltar las alarmas del rubio. Bueno, estaba claro que no podía engañar a Albus, pues había decidido investigarlo por su cuenta, cosa que supuso que haría siendo tan organizado y brillante. Carraspeó levemente, tenía que sacar su lado más persuasivo para que Albus confiara en él.

-No seas tonto, sabia que lo buscarías, pero es una magia tan sumamente especial y particular, que no creo que lo encuentres. En cambio, mi tía posee una gran variedad de libros en su biblioteca que seguramente despejarían tus dudas. ¿Quieres que traiga algunos?-

Aquella pregunta fue expresada con un falso toque de decepción, hecho tras los cálculos de que Albus se sentiría mal al pensar que Gellert se percató de que no confiaba en el. Los resultados fueron instantáneos, pues Albus puso una mano sobre la suya para detenerlo y negó levemente con una pequeña y dulce sonrisa de lado.

-No sería necesario, sabes que confío en ti. Pero... espero que por magia especial no te refieras a magia tenebrosa, eso es peligroso y podríamos acabar muy mal.-

Albus acariciaba levemente la mano de Gellert, mientras este lo miraba con detenimiento, su Al se había percatado de que podría ser peligroso. Por su puesto el había pensado en esa parte temeraria del proceso en el que algo sale mal y ambos acaban malditos... pero no tiene por qué pasar nada ¿no? Después de todo ambos son magos excepcionales y perfeccionistas, que lo lograrian con creces y entonces estarían unidos. No había nada de lo que temer.

Gellert & Albus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora